IV: Dobbes.

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Nuevamente en la mesa del bar, terminamos las cervezas.
As pidió otra. Yo le dije que prefería no seguir tomando.
En determinado momento, pidió a Butch, el dueño del lugar, una hoja y un bolígrafo.
El bolígrafo era el clásico; tinta de pasta, tapón azul. A medida que As garabateaba se iban formando borrones. Era zurdo.
El chico carraspeó.

-Muy bien. Tenemos una lista de cosas que hacer antes de continuar con la serie de partidas –supuse que se refería al dichoso Poker, para variar-. Tenemos que descubrir qué pasó con tus recuerdos, así como resolver algunos de mis propios asuntos pendientes que nos allanarán el camino...

Me miró serio. Se acabó su cerveza y eructó. Se limpió la comisura de los labios pasando su mano desprolijamente.
Escribió varios ítems en una caligrafía que no pude decodificar, menos con la hoja del lado inverso a mí.
Luego giró el viejo papel y señaló cada punto de la lista.

Pendientes:
 -Pedir a Dobbes la debolución de mi préstamo.
 -Recuperar los recuerdos de Claire.
 -Pasar a vuscar a Bessie.
 -Dar una lexión a Douglas

 -Encontrar al Cuimne. 

-Tu ortografía da qué desear –comenté aún mirando el trozo de hoja.
-No necesito tener buena ortografía para saber jugar –replicó As-. Además, tampoco es que me importe.

Puse los ojos en blanco.

-Bueno, ¿tienes pensado explicarme el listado? ¿Y qué es el "Cuimne"? Lo has escrito mal –Eso debía significar otra cosa, debía haberse equivocado al escribir.
-No está mal escrito. Cuimne, "memoria", del irlandés. Ya entenderás cada punto a su tiempo... -contestó, en un principio ofendido.
-Entiendo Buscaremos una memoria. Mi memoria –"O una persona llamada así", agregué mentalmente-. ¿Y cuándo comenzamos?

As no tuvo tiempo para responder, un portazo sonó fuertemente por toda la taberna.
Vi entrar a un hombre pequeño y rechoncho, que llevaba una camisa Polo roja y un pantalón bermudas color crema.
A la distancia, pude sentir el concentrado aroma a Colonia.

-Ahora mismo –declaró finalmente el misterioso chico.
Se levantó y caminó hasta el recién llegado.
Noté cómo éste último temblaba. Como si tuviese miedo.
Sin aviso previo, As asestó un puñetazo en el estómago del hombre y dio una patada a su zona genital.
La víctima del golpe, aullando de dolor cayó al suelo, con las manos cubriendo su entrepierna.

-Quiero lo que me debes, Dobbes. Lo quiero ahora –dijo intimidante As.
-Da-dame un poco más de tiempo... Sabes qué t-te lo devolveré pronto... -suplicaba Dobbes desde el piso.
-Ya he esperado suficiente. Eres un maldito embustero.
-P-pero si somos buenos amigos... -Dobbes se acercó a los pies de As y le besó los zapatos.

Recibió una fuerte patada en la cara. Escuché un "¡crack!". Debía haber roto su tabique. O le habría quebrado la nariz completa.
Fuera lo que fuera, sangraba mucho.
La sucia alfombra de entrada, que rezaba "Bienvenidos" en letras grises, estaba tiñéndose de rojo sangre, poco a poco.

As se puso en cuclillas y tomó la muñeca de Dobbes. Presionó con el pulgar sobre sus arterias, y tras escuchar el gemido del hombre retiró el caro reloj que llevaba.

-Así que no tienes el dinero. Eres una basura –dijo con rabia el atacante.

Con el Rolex en mano regresó a la mesa, donde yo había presenciado el espectáculo.
Aún podíamos escuchar el lastimoso murmullo del golpeado Dobbes.
As apoyó el reloj en la mesa y me preguntó:
-Claire, ¿qué hora es?
Miré el reloj. Las agujas estaban quietas, no marchaba ni el segundero.
-Esto no indica ninguna hora. Está averiado.
-Exacto –El chico sonaba muy alegre-. Estamos en el intervalo. Revisa el reloj de tu teléfono.
Cuando lo hice, noté que en lugar de números, se leía "---:---".  Tampoco tenía señal.
-¿Qué le pasa? ¿Qué es el intervalo? –inquirí tras comprobar que el reloj de pared del bar tampoco funcionaba.
Con una amplia sonrisa en el semblante, As me miró.

-Es un tiempo extra.

Sorprendida, observé cómo Butch movía con su escoba a Dobbes fuera de la alfombra. Lo hacía rodar como a una pelota, ya que se encontraba en forma de ovillo.
Abrió la puerta y lo sacó del local. A la distancia se escuchaba el rebote del expulsado al caer por los escalones anteriores a la entrada.

As asintió satisfecho, guardó el reloj dentro de su sobretodo y se preparó para salir.

  

Como un juego de Poker [En pausa].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora