XII: La Cueva. (Entra en pausa).

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            -Bessie... ­ ¿Es una bola? –yo apretaba la esfera de goma color rosa chillón con mi mano derecha.
Se la lancé, haciéndola rebotar en el suelo.
            -No seas idiota –respondió de mala gana-. Es mucho más que una bola. Ya lo entenderás luego.
Solté un suspiro cercano al bufido.
            -¿Tienes necesidad de dejar siempre las cosas para después? –pregunté.
            -En la aplicación se aprende más que si te sobrecargo a información ahora mismo –guardó a Bessie en su bolsillo.

Uf, qué chico difícil de tratar.
Me condujo fuera de la cochera y la cerró con el control del botón verde.
Luego me tomó por el antebrazo con fuerza y me llevó hasta la puerta de entrada de la casa.
Sacó de sus bolsillos una llave plateada de motas azules muy pequeña junto con un llavero de una calavera sonriente.
Abrió la puerta, que hizo sonar sus bisagras.
El lugar se iluminó y me encontré con un antro en el cual contemplé un desorden colosal; en el suelo no podrías caminar ni un metro cuadrado sin tener un obstáculo en medio.
As sonrió orgulloso y habló.
            -Bienvenida a mi palacio.

Fui avanzando entre las pilas de ropa sucia, envoltorios de comida chatarra, botellas y muchas cartas de póker esparcidas por el suelo.
A los pocos pasos escuché un suave crujido bajo una montaña de calzoncillos que no pude esquivar; encontré una consola de videojuegos rota, que sigilosamente escondí de nuevo bajo la pila.
Las paredes tenían varios pósteres de mujeres en poca o ninguna ropa así como también de varias películas de culto, una extraña combinación.
El primer cuarto al entrar era muy extenso, y parecía el gran bote de basura de la casa.
Las paredes estaban pintadas de un azul grisáceo y viejo, contando con algunas zonas ya arruinadas por la humedad.
Los únicos objetos con coherencia de esta sala eran un sofá con relleno desbordándose por los múltiples cortes y agujeros que tenía junto con un televisor de pantalla plana no muy grande.

Tras el basurero se encontraba una puerta de contacto de madera, sin cerraduras ni pomo, que empujé para encontrarme con una cocina llena de suciedad, hormigas, cáscaras de huevo y de banana.
La mesada tenía un antiguo mantel floreado con un microondas encima, un horno a gas en una esquina y el fregadero en el centro.
            El chico del pelo azul señaló una puerta de madera en la pared del lado izquierdo de la cocina.

            -¿Disfrutas el paseo? –Preguntó As- Es innegable lo genial que es este lugar.
Ahora, mi parte favorita, Claire –imitó el sonido de los redoblantes mientras giraba el oxidado pomo-. ¡La cueva!

La habitación era pequeña, pintada de un azul claro y nuevamente llena de pósteres similares a los de la "sala".
En el suelo, una caja de cigarrillos, varias cajas de DVD (generosamente repartidas por todo el sucio moquette negro) y muchos discos rayados.
En un escritorio de madera con al menos ocho versos estúpidos u obscenos escritos a marcador permanente se encontraban varias barajas de cartas en sus respectivas cajas, incluyendo una de "Yu-Gi-Oh".
A un lado vi un paquete de correspondencia atada con hilo color lila, posiblemente  lo único moderadamente ordenado del lugar.
Las cartas venían en sobres con una marca de beso sobre la solapa.
Antes de poder saciar mi curiosidad, As detuvo con brutalidad mi mano derecha, que se dirigía con disimulo hacia el montón.

Una cartelera de corcho sobre la mesa tenía varios papeles pegados que indicaban diferentes estrategias de juego, así como varias indicaciones para trucos y trampas de póker.
Contra la pared del lado derecho con respecto a la puerta de entrada estaba la cama de As, totalmente deshecha y con un colchón de varios agujeros.

El dueño de la casa de llevó una mano a la barbilla, y mientras la rascaba dijo, con un tono lento y pretencioso:
            -Escuché que a las chicas les gusta mucho el orden, y me preguntaba si tú...
Me eché en su cama, me tapé como pude con las mantas que había en ella y lo corté.
            -Tu abuela te hará de mucama. Además, eso es muy machista –respondí.
Mirando hacia la pared, escuché a As hablar.
            -Claire, no pensarás... No puedes dormir ahora y... ¡Oh, vamos, es mi cama! –se quejó.
            -Me hiciste caminar toda la noche, al menos déjame dormir.
Vi la sombra del chico aumentar contra la pared.
            -Como te acerques más a la cama te...
As no me dejó terminar la advertencia. Debió haberle quedado clara la idea, ya que tomó una manta de un mueble en la esquina de la habitación, fue hasta la sala, apartó la basura de una zona formando un rectángulo y se acostó en él.
No pude evitar esbozar una sonrisa.

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¡Hola! ¿Como están? Muchas gracias por seguir leyendo, comentando y votando.
Vengo a hacer un anuncio, que explica también el capítulo tan corto.
Últimamente estoy muy desinspirado para escribir, y si bien escribo esperando que les guste, escribo más para mi.
Y al estar así de desinspirado y sin muchas ideas para continuar el desarrollo de la historia,  no obtengo un producto que me satisfaga, y tampoco quiero publicar algo de poca calidad. Así que la historia entra en pausa hasta nuevo aviso. Disculpen y gracias :)

P.D.: Estoy escuchando la intro. de Gravity Falls en modo repetir hace una hora para acompañarme al escribir xD

P.D. 2: Cambié el formato a "Sangría en primera línea", y probablemente edite los capítulos ya subidos al mismo formato.

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⏰ Última actualización: Apr 16, 2016 ⏰

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Como un juego de Poker [En pausa].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora