Yuei es una preparatoria prestigiosa, donde solo los mejores alfas entran.
hasta ese año donde entró el primer grupo de omegas ya sean profesores y alumnos.
que harán todos los alfas y betas al tener que acostumbrarse a esta nueva normalidad de tene...
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-Katsuki! no tenías que venir, cariño- -No es molestia señora, quiero ver como va Deku-
La agradable peliverde sonrió y dejó pasar al alfa.
-esta arriba en su recámara, probablemente dormido- -Compermiso-
su madre le había regañado, diciéndole que el 40% de buen chico que le habían dado al nacer todo se lo estaba gastando en la gentil señora Midoriya y su hijo.
-Deku?-
Vio como dormía de lado en su cama, recargado en su lado izquierdo para dejar el derecho completamente libre de cualquier cosa, tenía que ser cuidadoso.
la sensibilidad en sus dedos era muy baja, casi nula, pero estaba ahí, podía sentir cosas de a ratos y le darían unos días de prueba y rehabilitación antes de decidir si tenían que volver a entrar en cirugía y checar que sucedía con la terminación nerviosa del chico.
tenia terapias en casa, ejercicios que tenía que hacer y otra terapia que tenía que ir al hospital.
en el hospital le daban toques, pe hacían mover la mano bajo el agua y ayudaban a que moviera sus dedos de forma suave y lenta.
al mismo tiempo que tenía que empezar a hacer todo con su mano izquierda ya que la derecha jamás podría regresar a su estado original, jamás tendría la sensibilidad ni la función de antes.
el alfa dejó su chequeta naranja en la silla de su escritorio y se acostó detrás del omega.
puso su brazo, el cual no podía mover mucho, encima de la cintura de Deku y olfateo su cabello.
sentía a su alfa rascar desesperado queriendo llenar de besos al pequeño omega que estaba entre sus brazos, acomodándose como un cachorro, pegando a su cuerpo en busca de más calorcito.
le beso la cabeza y acaricio sus cabellos verdes con la nariz, escucho un ronroneo de el menor y sintió la cantidad exagerada de feromonas en el aire, embriagandose con aquel aroma, eventualmente callo dormido.
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