Yuei es una preparatoria prestigiosa, donde solo los mejores alfas entran.
hasta ese año donde entró el primer grupo de omegas ya sean profesores y alumnos.
que harán todos los alfas y betas al tener que acostumbrarse a esta nueva normalidad de tene...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
-Kacchan?-
el peliverde se removia entre los brazos del alfa cenizo.
vio que debajo de su puerta había un post it con la letra de su madre.
"Fui a hacer la compra y arreglar unos papeles, regresaré tarde cachorro pero deje dinero en la encimera de la entrada por si quieren pedir algo de comer."
-Kacchan-
El rubio gruño un poco y se acercó más a el cuerpo. Izuku se movió un poco contra el cenizo.
-Deja de moverte maldito deku- -Es que quiero ir por mis medicamentos- -Agh-
gruño contra el cabello verde.
-Donde estan?- -En la cocina- -Quedate aquí...yo voy por ellas-
el alfa se levantl con cuidado de no mover mucho el brazo derecho y camino hasta la cocina, llevando un vaso de agua y las cajas de pastillas.
Izuku estaba sentado entre sus mullidas almohadas, empezando a olfatear la chamarra naranja que había ahora en su cama y era obviamente del alfa.
-Oye Deku porque tomas tantas medicinas? Esto te va a...Deku?-
entro a la recámara viendo como el peliverde olisqueaba adorablemente su chamarra.
dejo la botella de agua y las cajas de pastillas en la mesa de luz y el ruido hizo que Izuku se separara de la chaqueta.
-Eres demasiado putamente adorable-
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
-Espera sho...-
el heterocromatico siguió besando insistentemente los labios del beta.
-Lo siento...es que me encantas tanto-
el más bajito sonrio y siguió besando a el medio albino.
eran besos más apresurados, que no sabían aún dónde desembocarian pero estaban ansiosos por saberlo.
las manos agraciadas de todoroki lo tenían apresado de la cintura, pegandolo de forma insistente a su cuerpo.
gruñia entre el beso por la inconformidad de no poder tocar el cuerpo de su novio como quería.
