A DEEPER CONNECTION: THE PHILOSOPHER'S STONE

The Resurrection

A pesar de la máscara de shock, confusión y miseria que se le mostró en la cara, Harry estaba de excelente humor cuando se dirigía al Gran Comedor a la mañana siguiente.

Después de que el director se hubiera ido, Harry y Severus pasaron las dos horas siguientes observando las acciones del hombre meticulosamente registradas en el mapa mágico de la escuela de Harry. Para sorpresa de nadie, el viejo loco abandonó inmediatamente las mazmorras y se dirigió directamente al pasillo prohibido del tercer piso. Harry y Severus le habían visto desactivar las protecciones de la Piedra una por una. Una vez que el director llegó a la última cámara con el espejo de Oesed, no se necesitó ningún mapa para registrar la reacción de Dumbledore.

Una vez que el director bajó algunas de las defensas del espejo, una ola de magia bruta resonó en el antiguo castillo, haciendo temblar sus poderosos muros cuando Dumbledore descubrió el robo de la Piedra Filosofal. Un desagradable escalofrío recorrió la columna vertebral de Harry, poniéndole los pelos de punta, al sentir la repugnante ola de magia de Luz que se extendía por las mazmorras. Aunque uno podría subestimar fácilmente al viejo tonto por su fachada de abuelo "ligeramente" loco, la cantidad de poder bruto que Dumbledore tenía a su disposición sirvió claramente para recordar lo increíblemente poderoso que era el Señor de la Luz. Tom nunca volvería a cometer ese error.

Una vez que las olas de magia bruta se retiraron, Tom no pudo evitar comentar que el Director había descargado algo de tensión de una manera bastante curiosa. Si las grabaciones de los mapas eran de confianza, el director había lanzado una desagradable colección de maldiciones de la Luz y la Oscuridad muy destructivas.

"Faro de la Luz mi culo", exclamó Severus con incredulidad, mirando las maldiciones que habían sido grabadas por el mapa, renunciando a su habitual y sofisticado vocabulario por una vez, "¿Realmente lanzó una maldición que expulsa las entrañas y una maldición de desintegración?".

"Por supuesto que lo hizo. El mapa nunca miente. Dumbledore siempre ha sido un hipócrita", dijo Tom, empujando al frente, obligando así a los ojos verdes Avada de Harry a convertirse en un profundo carmesí, "puede que predica a favor de prohibir todo lo remotamente oscuro, pero el 'Gran' Álbum Dumbledore está, por supuesto, exento de tales leyes mezquinas y puede hacer lo que le plazca. No le importa la ley o la dudosa naturaleza de sus acciones. Sus acciones hablan más fuerte que las palabras".

"¿Pero por qué?" Severus preguntó incrédulo, "¿cuál es la razón para usar tales maldiciones destructivas en los terrenos de la escuela?".

"No debemos olvidar que él controla las protecciones del castillo, Severus", explicó Tom rápidamente, estrechando sus ojos ante la grabación del hechizo, "ya que dudo que vaya a involucrar al Ministerio, el uso de la Magia Oscura pasará desapercibida. En cuanto al razonamiento, el uso de la Magia Negra le quitará mucho más a Dumbledore ya que va directamente contra su afinidad natural con la Luz. Usar maldiciones de la Oscuridad debería ser mucho más efectivo que liberar grandes cantidades de magia cruda. Además, creo que el Espejo de Oesed podría no haber sobrevivido a la noche".

Una vez que Dumbledore dejó atrás las ruinas de sus maquinaciones, dejaron de observar el mapa. Por la mañana, el mapa les había mostrado que el director se había reunido con la profesora McGonagall antes de intentar localizar mágicamente a Quirinus Quirrell, su presunto ladrón de la Piedra Filosofal.

Cuando Harry entró en el Gran Comedor, sus ojos se posaron inmediatamente en la figura extravagantemente vestida que estaba sentada en el centro de la mesa del personal. A pesar de que obviamente trató de ocultar su apariencia, Dumbledore se veía horrible. Su barba parecía estar fuera de control, los surcos de su cara parecían ser más profundos y las bolsas debajo de sus ojos, que actualmente no tenían ningún brillo, eran más pronunciadas que nunca. Sin embargo, su magia violentamente chisporroteante, que hacía tiempo que había escapado a su control, era lo que más delataba su estado, así como el hecho de que los que estaban sentados al lado del Director trataban de distanciarse lo más posible de la vieja figura, incluso la Profesora McGonagall.