A DEEPER CONNECTION: THE PHILOSOPHER'S STONE

Decisions

La semana siguiente pasó volando y en poco tiempo, era sábado otra vez. Harry acompañaba a sus compañeros Slytherin's al Gran Comedor para un último desayuno antes de que partieran para las vacaciones de Pascua. A diferencia del resto de sus compañeros de año, Harry se alojaba en Hogwarts y así que no tenía prisa por terminar su desayuno. Como el Gran Comedor estaba lleno de gente, el equipaje de todos seguía en los dormitorios y había que recogerlo antes de ir a la estación de tren en Hogsmeade. Como el tren saldría a las nueve y media, no había mucho tiempo que perder. Mientras todos a su alrededor se apresuraban a desayunar, Harry disfrutaba de sus huevos revueltos y setas fritas junto con tostadas, algo de fruta fresca y una copa bien fría de zumo de naranja fresco. Mientras tomaba un poco de su tostada, pensaba en sus planes para el fin de semana.

Esta noche, se encontraría con Severus. El Maestro de Pociones finalmente revelaría su decisión sobre el Ritual de la Resurrección. Había mantenido el suspenso hasta el último momento, ya que comenzarían el largo proceso de elaboración. Para asegurarse, todos los ingredientes para los tres rituales habían sido recolectados en las últimas semanas. Conseguir las lágrimas del Fénix Oscuro había sido especialmente difícil, pero con algunos de los viejos contactos de Tom en el mercado negro de ingredientes para pociones y suficientes galeones había sido posible. El caldero con la capa de fuego líquido había sido específicamente creado por los duendes. Les había costado un gran número de galeones, pero al final, no podían haber pedido nada mejor. Una vez más, los duendes se habían superado a sí mismos.

"Nos vemos en el vestíbulo", la voz de Draco lo sacó de sus pensamientos, "nos vemos allí en diez minutos".

Asintiendo con la cabeza, Harry volvió a concentrarse en su desayuno y en sus planes para las vacaciones. Además de empezar el proceso de elaboración, muchas cosas lo mantendrían ocupado. Entre ellas estaba una reunión con Corvus y Lucius, que estaba a unos pocos días de distancia. Originalmente, Tom esperaba discutir el próximo examen escolar, los miembros nombrados del Comité de Educación y los posibles cambios en el personal de Hogwarts durante su última reunión, ya que ambos Señores eran miembros del Consejo de Administración de Hogwarts. Dado el avance de la hora y la reacción de Corvus a los planes para establecer un posible juicio para sus hijos, Tom había decidido posponer esa discusión para una fecha posterior.

Terminando los últimos bocados de huevos revueltos, Harry buscó una servilleta. Una vez terminada, colocó la servilleta en su plato vacío junto a una nota de agradecimiento para los elfos domésticos. Sólo podía imaginar cómo reaccionarían. Un montón de gritos de alegría y desmayos seguramente estarían involucrados. Cuando estaba a punto de ponerse de pie, sintió los ojos sobre él. Los ojos parpadeantes de Dumbledore una vez más estaban sobre él, como lo habían estado la mayor parte de la semana. Parecía que finalmente se había recuperado de su muy especial San Valentín. Fingiendo ignorancia ante el estimado director, Harry se levantó de su asiento. De camino al vestíbulo, se le unió Hermione.

Durante los últimos días, la Bruja había estado rodeada de un aire de nerviosismo. Hasta ahora, se había negado a revelar lo que le estaba molestando. Harry tenía una buena idea de lo que era pero se negó a preguntarle de nuevo. Había pedido una reunión privada en la biblioteca después de que el Expreso de Hogwarts hubiera partido. Por lo tanto, no pasaría mucho tiempo hasta que sus preguntas fueran respondidas.

"¿Esperando las vacaciones?" preguntó Harry mientras los dos se dirigían perezosamente hacia la gran puerta de entrada.

"Sí, especialmente la tranquilidad", admitió la Gryffindor, "por mucho que me guste estar ocupada aquí, me gusta tener algo de tiempo para mí de vez en cuando".

Una pequeña risita se escapó de los labios de Harry, "Yo también".

Antes de que dijeran más, oyeron que se acercaban pies acompañados del inconfundible sonido de pesados baúles siendo arrastrados por el suelo de piedra.