Entrada al infierno, parte 1/2.
"Joder."
Lo último que recuerda son los ojos acaramelados de la navegante, la viva expresión de paz antes de la tormenta. Ahora el sudor recorre su nuca mientras corre en busca de su abuelo, la marina le está buscando, buscan su cabeza. No se rendirá por nada del mundo, no lo hizo años atrás y no lo hará ahora.
Corrió en busca de la única esperanza que le queda.
Los pasillos del Cuartel General de la marina son laberintos cuando el ruido y las aglomeraciones los invaden. Esquiva a quienes deberían ser sus compañeros y entra por pasillos aparentemente vacíos para que una montaña de más de ellos se abalancen sobre él. Esto es fácil, lo sabe. Los almirantes aún no han tomado la situación como un riesgo mundial. Aún no, pero superar a un puñado de marines es un juego de niños, necesitarán mucho más que eso.
Le capturaron una vez por su lealtad, pero no volverá a caer. Ahora, más que nunca, será un forajido. Un pirata, un ser condenado a ser la peor caraña al ojo público. No hay más opciones, pero antes necesita saber si Garp sigue vivo. Necesita saber como de podridos están los altos cargos. Él protegerá a todo aquel que le ayudó y caerán todos los que le buscan muerto.
Su condena fue nacer, su futuro es reinar.
—¿Dónde está? —se detiene en uno de los pasillos ante la brusca voz que escucha en su camino. Contiene su respiración y su propio Haki—. ¡Hablad!
Sabe quién es, el peor de todos ellos.
—¡S-Señor! ¡Monkey D. Luffy ha desaparecido de su habitación!
No lo ve y tampoco lo escucha en los segundos que transcurren en paz absoluta, quitando los jadeos de miedo del subordinado. No obstante, siente el enojo y la rabia que desborda Sakazuki. Un poder a temer.
—¡Entonces qué hacéis ahí parados, inútiles! ¡Buscadle!
—¡Sí, señor!
Se muerde el labio para no lanzarse hacia el almirante, impotente al ver cómo desprecia a todos los "inferiores" a él. Se mantiene en su lugar los minutos posteriores hasta verificar que aquel hombre ya no pueda detectarlo. Entonces sigue corriendo, esta vez más precavido. Las cosas se están convirtiendo potencialmente peligrosas.
Sabe que está cerca, tan solo le quedan un par de pasillos y encontraría la oficina del vicealmirante. Está apunto de alcanzar su objetivo.
—Te encontré.
Sus ojos se abren de par en par y rueda sobre sus talones, dando media vuelta para encarar al almirante. Este mismo inclina su cuerpo hacia un lado, casi similar a una "U" invertida. Su rostro se baña en una mueca burlona; provocándole, divirtiéndose ante un animal sin salida.
—Joder —murmura para él mismo. Luffy aprieta la mandíbula, no puede empezar un combate en ese momento, no es una opción. Analiza su entorno, sus posibilidades; no puede ganar, no puede huir.
Está desesperado.
—Sabes... —comienza el mayor, arrastrando la palabra con posma—. No tienes salida, ¿qué vas a hacer?
Se traga la ira que borbotea en su intestino. No tiene escapatoria, no hay lugar donde esconderse. Sus músculos se relajan, no tiene opciones. Ha fallado, su destino es este.
—¿Eliges rendirte? —pregunta a sabiendas—. Bien hecho, retrasarías lo inevitable.
Kizaru se cierne sobre él, su sombra se abalanza sin piedad a su presa.
—Entonces, cumple con tu destino.
Cierra los ojos con fuera y él piensa. Lo hace una y otra vez, la presencia se cierne aún más sobre él. Entonces lo recuerda.
—Estás aquí —toma aire temblorosamente—. Estás vivo. Tienes la oportunidad de cambiar aquello que no te gusta y luchar por lo que realmente quieres.
《 Nami 》, piensa.
Al tragar su garganta se siente pesada, y un nudo en el pecho que no llega a entender se planta con fiereza, contiene la respiración. Le aborda el silencio, tan solo su corazón palpitante.
—Hacia mucho tiempo que no me pasaba —murmura, dejando sus palabras como un soplo en el viento. Sin embargo, el peliverde puede oírle.El pirata mueve su brazo y lo envuelve en la cintura del pelinegro, este último parece derretirse ahí mismo. Zoro parece ser una buena almohada.
—¿El qué? —cuestiona en una voz suave, acarmelada.
—Ser feliz.
《 Zoro 》
Siente que sus ojos queman, luchan por contener las lágrimas y la impotencia que su cuerpo quiere soltar, liberar.
—Espero que encuentres lo que buscas —animó.
—Espero que luches por lo que quieres —animó de vuelta.
《 Brook. Chicos, os recuerdo, gracias. 》, agradece mentalmente. Pese a que ellos no están, le dan esperanza.
Él no les conoce. Sabe detalles superficiales de una historia mucho más profunda. Jamás pensó que existieran sentimientos tan feroces como los que siente ahí mismo, podría estallar de felicidad, furia, sorpresa, de ser puramente amado sin querer nada a cambio de nadie.
Ya siente el calor corporal del contrario antes de que le tome del brazo. Él sabe que tiene que hacer algo, no puede echarlo a perder, ellos depositaron su fe en él. En que él podría.
Ellos no le deben nada y él les debe todo.
Cuando siente la presión del contrario alrededor de su brazo, actúa. Sus ojos se abren con una determinación explosiva que sorprende al almirante. Por unos segundos este duda, dándole ventaja para poder escabullirse y plantar diez buenos metros entre ellos. Ante aquellas acciones en apenas segundos el almirante tiene tiempo a recomponerse y prepararse para la batalla.
Para su sorpresa, el joven Monkey sonríe.
—No puedo entretenerme aquí —confronta con total franqueza.
—¿Crees qué te dejaré ir?
Entonces echa a correr.
La risa del almirante rompe el aire de los pasillos de la sede.
—¿Crees que puedes esconderte?
No. Él lo sabe, solo necesita un poco más de tiempo.
🌻🌻🌻
Se abre el telón al mundo paralelo, ¿qué os parece?
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Memorias del mar
FanfictionCuándo Sakazuki cumplió su objetivo, y atravesó con su puño el pecho de uno de los piratas que eran catalogados como "la peor generación", el mundo de los Mugiwaras pareció descomponerse. La pena de una tripulación es suficiente para alzarse una vez...