Los periódicos volaron por doquier, tan fugaces como hojas movidas por el viento e imparables al igual que una ventisca en la plenitud del desasosiego. Los hechos fueron precisos, de consideración; dónde piratas riñen una fiera contienda contra los marines. Los datos que pueden ser más considerables en aquellas hojas grisáceas que repartían por el mundo, era sin duda la derrota del legendario pirata Shirohige.
Para algunos piratas, este es el inicio de una esperanzadora era;
Para los marines es la inquebrantable victoria hacia el mayor pirata que sigue tras media centena;
Para los Sombrero de Paja, es la pérdida de su guía;
Para Portgas D. Ace, es la pérdida de su mundo;
Para Monkey D. Luffy, es la muerte sin remordimientos.
Todos aquellos familiarizados con aquella pequeña banda de piratas unida como familia, se hacen el mismo interrogante; el qué será de esta revolucionaria tripulación. Y si bien se sabe que todos ellos tienen sus propios objetivos, tienen a su vez un sueño en común: llevar a la gloria la bandera que alzó su capitán. Así pues, con la determinación flamante en sus ojos, decidieron tomar dos años de preparación para salir de nuevo al mar. Con los deseos por la victoria en su máximo apogeo, y con la ferviente esperanza de elevar en los más alto el nombre de su capitán pesé su partida, soñaron con el futuro.
Por consiguiente, los Mugiwaras se prepararon para partir, teniendo como destino la isla Gyojin. Dónde se reunirán con Jinbei, quién conoció a Luffy y lo protegió. Sin si quiera saberlo, alguien más se uniría a la misión de resurgir a los Sombrero de Paja. Sin embargo, antes de tomar rumbo a las profundidades del océano, tomarán dirección a una isla alejada de todo; y, a su vez, cerca de todo. Estando en todos los lugares y en ninguno a la vez. Extasiados por encontrar la tumba de su fallecido capitán; su mundo.
Quizás el sol no vuelva a iluminar con el mismo fulgor. Es probablemente que el día a día sea más duro. Es sin duda un hecho, que las risas no serán tan profundas. Y es totalmente seguro, que seguirán pesé a las calamidades, pesé a la muerte y lo que continúe. Por ello, se dirigen a aquel lugar:
Deseando pasar una página con un punto y seguido, para así alcanzarán el final.
Aquella isla es pacífica, inundada por tranquilidad con brotes de una calma que jamás esperarían encontrar junto a él aún haya espirado. Los pájaros parecen gotear en alegría mientras pían y danzan en son junto a la brisa. Por otra parte, el mar canta ligeramente, dando la nota más suave que habían escuchado, plausible. Bañando sus corazones en una dulce y en una perenne armonía.
El paso de sus pies es lo único que acompaña a esas dulces melodías que los rodean, pues su voces están calladas. Sin molestia por darle fin al ambiente, cada uno de ellos cree estar en el paraíso, esperando que su amado capitán –portador de la luz muy propia del sol– aparezca de repente y bañé sus penas con su irrompible sonrisa. No obstante, saben que no ocurrirá, prosiguiendo el trayecto junto a la ausencia de la potente sonoridad de las voces.
Pronto alcanzan la cima de la pequeña colina recubierta de brillante césped, que acaricia la planta de sus pies. Ven dos grandes monumentos y sus corazones rugen en el dolor, junto al remordimiento que persiste desde su partida.Las grandes tumbas puestas en su honor años atrás parecen estar intactas. Nadie encontró el lugar o nadie tuvo la indecencia de destruir aquellos monumentos.
El pensamiento de arrasar con quién destruya dichas piezas se hace presente en todos los piratas que ven dichos levantamientos.
Cuándo suben más, pueden ver por completo aquello que ansian. Sin embargo, se detienen al ver la figura que se encuentra inmóvil frente ambas tumbas, algunos puede observar la rígida postura y la actitud vacilante, pero lo que cada uno de ellos puede ver es el sombrero de paja que cuelga de su cuello junto a la azabache cabellera rebelde que tanto conocen.
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Memorias del mar
FanfictieCuándo Sakazuki cumplió su objetivo, y atravesó con su puño el pecho de uno de los piratas que eran catalogados como "la peor generación", el mundo de los Mugiwaras pareció descomponerse. La pena de una tripulación es suficiente para alzarse una vez...