CATORCE

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Hoseok supo que había corrido mucho cuando el sol empezó a aclarar el día. No pensaba ir a una estación de policías porque sabía que investigarían el caso y no lo quería tener cerca. Y si Hangwi tenía el dinero suficiente como para darle diez millones, era obvio que no era nadie bueno y podía pertenecer a la mafia.

Se detuvo en un pequeño parque donde había abuelos y mujeres adultas haciendo ejercicio. Decidido pero con vergüenza fue hacia un grupo de ancianos y poniendo su mejor cara de tristeza y empezando a llorar les pidió un poco de dinero porque según se había perdido de su familia que estaba paseando por allí y que él ya debería estar en Anyang.

Ellos le vieron apenados y se propusieron en llevarlo con la policía, pero de alguna manera les convenció de que no lo hicieran y que solo necesitaba el dinero para comprar un boleto para Anyang. Los ancianos fueron tan amables al ver su carita roja y llena de tristeza que luego de prestarle unas sandalias, le acompañaron a la estación de trenes para comprar el boleto y dejarlo embarcado con un poco más de dinero para que pudiera comprar algo de comida.

Estuvo tan agradecido que lloró y les abrazó con mucha fuerza. Durante todo el viaje se durmió y fue algo reconfortante saber que ya no estaba bajo el mismo techo que el maldito de su padre. Cuando estuvo allí se propuso en buscar algún trabajo y donde dormir.

Estuvo preguntando de tienda en tienda pero no tuvo mucha suerte porque era muy joven. Eso hasta que llegó a un restaurante. La mujer que atendía el lugar escuchó una triste historia que la conmovió y le dio trabajo de limpieza y lavaplatos. Hoseok empezó a trabajar aquella tarde y siguió contándole sobre su padre abusador y sobre que él ya debía estar en la cárcel.

Aquella mujer le dijo que tenía un hijo ya en la universidad, pero que también había tenido un marido así y por eso lo dejó cuando tuvo oportunidad y su familia le ayudó para que se estableciera allí, lejos de su esposo agresivo. Es por eso que ella logró entenderlo y le aceptó de alguna manera allí. La señora le dio algunas mantas y le puso a dormir en una habitación quera usada como bodega.

La mujer le dejó en aquel lugar y ella regresó a su casa, ella no podía llevarlo porque no tenía mucho espacio y tenía que hablar con su hijo para ver si podía empezar a dormir en su casa. A Hoseok no le importó y estuvo muy agradecido con ella por la gran ayuda y oportunidad que le estaba dando.

(...)

Hoseok trabajó con ella durante mucho tiempo y siempre guardaba el dinero que le daba para poder irse a otro lugar pronto, también logró conseguir trabajos nocturnos y eso le ayudó mucho en aumentar sus ingresos. Ya llevaba dos años en Anyang y debía moverse a otro lugar para poder comunicarse con su madre. Quería poder hablar con ella.

Cuando creyó adecuado irse, le agradeció a la mujer por su hospitalidad y le dijo que iba a estar llena de bendiciones por haberle dado una mano cuando creyó que su vida iba a terminar en un lugar desconocido. Se despidió del hijo universitario de la mujer que se volvió su amigo y cuando tomó su mochila las lágrimas se le escaparon y empezó a caminar.

Caminó hasta estar cerca de un lugar muy conocido por los del barrio ya que estaba abandonado y ese lugar era usado por jóvenes rebeldes para hacer sus mierdas. Hoseok caminó con seguridad hasta que llegó a una puerta de un café desgastado y golpeó cinco veces.

-Estoy aquí, pink prince.

La puerta se abrió y un chico alto castaño se dejó ver. –Hola, Hope.

-Es hora de irnos- Hoseok le mira con una sonrisa y el chico alto suelta un suspiro.

-Ya te dije que no lo haré. Mi destino es morir en este lugar sin nadie más. Suficiente has hecho al cuidar de mí durante este tiempo.

-No te voy a dejar aquí. Te prometí que nos sacaría adelante y es hora de irnos a Seúl- Hoseok tomó la mano de su amigo y le haló consigo hasta sacarlo de aquella casa vieja y así ambos empezaron a caminar hacia la estación. Sería un viaje costoso, pero iba a dar todo por ayudar a su amigo.

Hoseok había conocido a Jin unas semanas luego de empezar a trabajar y fue cuando le ayudó a salir ileso de un montón de chicos que quería jugar con él de manera sexual y Jin había sido su salvador. En ese entonces se enteró que Jin fue echado de su casa por sus hermanos por envidia y que nadie quiso darle ayuda por lo que le tocó vivir en las calles.

Hoseok empezó a darle comida y ropa del hijo de su jefa que ya no usaba. Empezó a ayudarle emocionalmente y le apoyó siempre en cualquier cosa que necesitaba. Y aunque Jin se negaba con enojo porque no quería ayuda de nadie y pensaba seguir mendigando por allí, Hoseok nunca le dejó solo. Él fue el único que le animó para que siguiera manteniéndose con vida.

Hoseok y Jin emprendieron aquel viaje juntos con mucho miedo y nervios porque irían a un lugar que jamás conocieron. –Con el dinero que tengo podremos conseguir un hotel muy barato y comer algo hasta poder encontrar trabajo. Tú al ser mayor podrás encontrar algo más pronto.

-Tengo un amigo que iba a casa cuando mis padres seguían vivos, si podemos dar con él, podremos salvarnos.

-Yo quiero que sigas con tus estudios, eres muy inteligente y que por tus hermanos no hayas podido continuar con ellos, no significa que sea la última oportunidad que tengas. Hasta encontrar a tu amigo, trabajaré y nos mantendré a los dos.

Jin miró la sonrisa en forma de corazón de su amigo y quiso llorar. Nunca pensó que un niño con tal horrible pasado sería quien le ayudaría en su peor tiempo. Fue el único que vio algo bueno en él y no le hizo cara de asco al verlo sucio y con mal olor. Hoseok había sido su única esperanza y estaba agradecido con la vida por haberlo puesto en su vida.

(...)

Hoseok suspiró cansado y entró al cuarto de hotel, era muy pequeño. Pero tenía un baño y una cama suficiente para dos. No debía gastar mucho dinero por lo que una habitación para uno era lo más conveniente.

-Ve a ducharte, yo ya te llevo algo de ropa que traje en mi mochila. Luego iré yo.

-No sé por qué haces todo eso por mí.

-Porque eres mi salvador y mi amigo del alma. Haría cualquier cosa por ti, JinJin hyung. Ahora ve al baño.

Jin miró a Hoseok por un momento y luego fue al baño, el cuarto que alquilaron no era la gran cosa, pero era mil veces mejor que dormir en aquella casa vieja en soledad y sin ganas de volver a despertar.

Ambos luego de una ducha pudieron dormir tranquilos. No les incomodaba compartir la cama porque Hoseok algunas veces le había hecho entrar al lugar donde dormía y se habían quedado a dormir juntos. Pero cuando la señora se enteró, no pudo llevarlo de nuevo y tuvo que volver a dormir solo en aquella casa vacía. Hoseok era su ángel guardián, no tenía duda sobre ello. 

Un pequeño recuerdo de ti [NAMSEOK]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora