Capitulo 12

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En la escuela, siempre me considere de esa clase de estudiantes, que no llaman la atención, siempre hasta el fondo, sin hablar con casi nadie, solo cuando necesitaban ayuda en alguna prueba u otra tarea.

Y al ser tan poco vistosa y poseer una increíble habilidad para no llamar la atención, desarrolle otras cualidades tan apegadas a mi personalidad como la habilidad de escaparme de los lugares donde no deseaba estar. Y como para no perder la costumbre, claramente estaba aplicando esa valiosa actividad en este momento.

En cuanto escuche como la discusión entre Kai y Smuth comenzaba a intensificarse, decidí que era el momento de salir del baño; fue ahí que se generó un silencio sepulcral en la habitación. Ya con la idea en mi mente de escaparme, no quise irme sin tener la oportunidad de volver a disculparme con mi amigo. Y por más que intenté, se negó si quiera a mirarme, simplemente se encargó de dejarme un pedazo de pan duro en mis manos, lo mismo hizo con Kai, y los tres comimos en puro silencio. Al poco tiempo, Smith decidió que él se quedaría despierto, por si algo llegaba a suceder, cediéndonos las únicas dos camas que había a Kai y a mí.

Fingí dormirme a los quince o veinte minutos desde que se apagaron las luces. E hice un gran esfuerzo manteniéndome despierta, que dio sus frutos cuando unas horas más tardes, me gire en mi cama y noté como Smuth estaba profundamente dormido. Espere unos minutos más, para asegurarme, pero su boca abierta y su saliva cayendo por un lado hizo no solo que me causara gracia, sino que supiera que no debía esperar más.

Lentamente, me levanté de la cama, me puse mis zapatillas con un poco de dificultad, aún mi tobillo pagaba por el esfuerzo y el constante uso del calzado. Me acerqué lentamente hacia uno de los lados de la silla donde estaba Smuth y tomé la mochila más pequeña, con una de las dagas; grande fue mi sorpresa al ver que él había guardado mi libro "Cinco semanas en globo", a pesar de estar un poco dañado por el agua, no pude llevármelo, simplemente y con mucho cuidado y delicadeza, se lo apoyé en el regazo, para que fuese lo primero que viera en cuanto se despertara. Luego, me acerque a Kai, y acaricié su pelo antes de irme.

No podía irme como una persona normal, esa estúpida puerta era tan pesada y ruidosa que despertaría a toda Magliosima, así que me acerque a la ventana, que no debía pasar de los treinta centímetros de ancho y comencé a levantarla: un poco más arriba de la mitad se trabó y no subió más. Apenas y con ese pequeño espació, trate de pasar a través de ella haciendo el menor escándalo posible, el marco estaba sucio y el suelo del otro lado aún peor. Me deslice y me sentí una verdadera tonta por unos segundos, hasta que logre colocar mis pies en una posición que me permitiera caer de una forma más cómoda.

Me di vuelta para intentar cerrar la ventana, el marco se sentía demasiado duro y de tanto tironear comenzó a hacer ruido, no quería dejar la ventana abierta y estaba comenzando a desesperarme porque no se cerraba...

—¿Qué estás haciendo?—habló fuerte y claro, una voz a mi costado. Me gire rápidamente abriendo y cerrando los ojos rápidamente y sacudiendo mis manos frenéticamente a la altura de mi cabeza, al grito en susurros de un largo "shhhhhhh".

La sombra, una vez más, salvándome en el puente y en el bosque, y ahora casi exponiéndome con tanto ruido, me miró arqueando las cejas, y pude observar por primera vez en una sombra, una expresión de diversión. La luz de la luna me permitió observarlo un poco mejor: vestía esa especie de capa y túnica, con sus botas de estilo militar, pantalones y chaqueta como las que se usaban en la época medieval en mi mundo, todo completamente negro, su pelo, también de un color oscuro, era largo y un poco lacio, con algunas ondulaciones, caía a los lados mientras que la parte superior estaba atada de forma desordenada, dejando libre una especie de flequillo largo que enmarcaba su rostro.

KEELAN [En edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora