¿Escapatoria?

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Kilius no supo en qué momento había sucedido, no obstante todo pasó demasiado rápido.

Su instinto hacía que no dejara de gritar por el terrible presentimiento que tenía sobre lo que estarían haciendo esos desgraciados con su compañero Peter. Puesto a su nuevo cúmulo de emociones, la sobreprotección era demasiada, era notorio por los constantes golpes al cristal de la sala en el que llevaba encerrado junto al humano bastante tiempo.

De pronto su nariz captó dos conocidos olores; sabía de quienes se trataban, y aunque no eran del todo peligrosos para su integridad siempre le curioseó el hecho que quisieran estudiar la vida extraterrenal, sin embargo, debía estar alerta ante cualquier imprevisto. Cuando los vió abrir la puerta, se aguantó las ganas de salir corriendo e ir en busca de su pareja, no obstante, era paciente; esperó algún intento de comunicación que revele el porqué de su aparición tan repentina en el lugar.

Jonathan hizo una seña a Jerry para no dijera palabra alguna, para después apartarse de la puerta y dejar via libre a que Kilius fuera tras su ahora compañero. Se quedó perplejo ante la situación, estaban dejando que escapara de allí y eso suponía una alarma máxima de nivel 5, que básicamente, alertaban de cualquier situación que haya podido complicarse. Iban desde el más suave, hasta el más grave, en este caso una fugada de cualquier alienígena que por alguna razón haya salido de su jaula. Si era intencionado como en este caso, los culpables serían aniquilados. Se podría entender tal norma estricta, pues si cualquier ser llegará a escaparse de la base y llegará a la ciudad, se complicaría demasiado las cosas, y aquello al gobierno ni al resto del mundo le interesaba.

Por ahora, lo que quería Kilius era sacar a Peter de allí y huir lejos.

—Diablos, sal antes de que nos arrepintamos—. Jerry dijo sin mirarlo a la cara.

El Blanquiano entendió finalmente, encaminándose lentamente hasta la puerta; era fácil, el alienígena solo se defendía. Si no le hacían nada, él tampoco. En cuanto salió por fin de una prisión por primera vez, sintió alivio, mirando al par de humanos ancianos que suspiraban. Su plan era buscar al humano con sigilo, tratando de no alargar el desastre que se les venía encima. Eso le recordó a los guerreros de su planeta, esto no sería muy diferente. En Katham, su aldea, se consideraba traición mentir y esconderse.

Todo iba bien, seguía el rastro con su olfato, hasta que, oyó un grito de su compañero. Peter estaba en serios problemas y posiblemente este siendo dañado de alguna forma. Sin perder más tiempo, el enfado que llevaba consigo era muy grande, corriendo por el lugar ya sin importar si lo pudieran ver, y como Alfa percibió el olor más fuerte, acompañado de una sensación de peligro que no le gustaba para nada. Eso le llevó a una puerta que abrió de una.

Lo que vió le partió el corazón, y sabía que sus presentimientos eran certeros, no debió dejar que se alejara de su lado. Y Kevin lo pagaría muy caro. Gruñó en alto para que se percataran de su presencia, y vaya que así fue, antes de que Kevin pudiese articular palabra, el Blanquiano ya lo había empujado al suelo ejerciendo peso sobre él, dominante, a punto de desfigurarle la cara a ese pobre infeliz.

—¡¿Pero qué...?! ¡¿Cómo has...?!— Ni terminó, Kilius le gritó y agarró su cuello ejerciendo presión.

—Kilius....no....— Otra voz se oyó débilmente. Peter cayó al suelo con lágrimas en los ojos, con parte de su ropa rasgada, varias marcas por todo su cuerpo, y como no, un hilo de sangre se escurría en sus piernas. Un poco de sorpresa tenía por la repentina aparición de su compañero alienígena, quien solo pudo ver una mancha blanca por la ausencia de sus gafas ya rotas.

El alienígena sujetaba varias partes del humano más grande para evitar ser golpeado, mientras giraba su cabeza en busca de Peter, éste se asustó por el rostro enfadado y preocupado del blanquiano. Nunca lo había visto así. Kilius volvió a mirar a Kevin ahora con confusión; ¿Peter no quería vengarse? Por dios, ¡solo hay que ver lo que aquel demonio había hecho! No podía simplemente dejarlo en paz y sin pagar por sus acciones. Finalmente optó por hacerlo sufrir mentalmente, adentrándose en su cerebro y hacerlo retorcerse de dolor, uno en que Kevin empezó a gritar y a maldecir.

El amor de un alienígena (Yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora