Capítulo 3

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La clase duró dos horas y para ser la primera de la mañana, se nos hizo a todos interminables. 

— ¡Café! ¡Necesito café! — exclama Emiliano al salir del salón arrastrando sus pies como un zombie. 

— ¡Yo necesito una cama! — añade Carla detrás de él. 

— Qué exagerados — me río yo. — Bien, vamos a la cafetería — propongo luego — Yo invito. 

— Hey, el favorito del profesor — oigo una voz poco familiar detrás de mí. Me doy vuelta enseguida. 

Dante está detrás de mí, sonriéndome, hablándome. No me había esperado esto. No tan pronto.

Emiliano es más rápido que yo, y agarra la mano de Carla para llevársela lejos y así yo poder hablar a solas con mi próximo objetivo. Adoro a mi amigo, me conoce tan bien. 

— ¿Cómo que favorito? — le sonrío. Es la primera vez que voy conversar con él. Tengo que verme seguro, confiado, simpático. 

— Oh, vamos. Eres el único al que no mira con cara de culo. Y te no dijo nada cuando le pediste encender los ventiladores — me dice. 

Oh, mierda. Amo la forma en la se dirige a mí. Con confianza, como si ya fuéramos amigos. Me alegra que conmigo no sea tímido. Menos trabajo para mí.

— Quizás porque no sufrir calor en un aula de clases es una necesidad básica — respondo.

— Quizás porque estabas sentado muy atento la primera clase frente a él y eso le gusta al viejo éste — me contradice con una sonrisa. 

¿Así que ya me tenía visto desde la primer clase incluso? 
Es observador, como yo tal vez, y eso me gusta pero también me puede jugar un poco en contra. Solo porque me hace ser más cuidadoso con mis actitudes. Lo que menos necesito para voltear un hetero es que sea avispado.

Sonrío ante su comentario y lo miro a los ojos. Enseguida desvío la mirada y pretendo mirar algo detrás de él. 

— Bueno, soy el nerd de la clase. Me descubriste — le digo. 

Tengo que admitir que la mirada de este chico es un poco intimidante pero no voy a permitir que me afecte. Solo tengo que seguir mis reglas y todo va a estar bien. 

— Hablando en serio, le hubiera dicho yo. ¿Pero recuerdas cómo me trató ayer cuando llegué tarde? Tenía miedo de que me tire con algo por la cabeza — ríe. — Gracias por decirle.

— Bueno, parece que sí es bastante pesado. Pero asegúrate de no volver a llegar tarde y estarás a salvo. 

— Lo intentaré. 

— De acuerdo, ya me voy. Mis amigos me están esperando. Nos vemos después — saludo como si de cualquier otro compañero se tratase.  Muero por invitarlo a venir con nosotros pero es pronto para eso. Necesito tiempo. 

Me alejo sin decir más y me reúno en la cafetería con los chicos. 

— ¿Qué pasó? — me ataca Carla apenas me ve — ¿Ya te encaró? — se burla de mí.

— Tarada, no funciona tan rápido — me defiendo. — ¿Ya te olvidaste lo que te conté anoche? El último hetero me llevó como dos meses. 

— Pues con este presiento que te vas a tardar más — me desafía. 

— Yo digo que menos. Ya lo verás — la enfrento. 

Como prometí le invité bebidas a mis amigos y luego fuimos a nuestra siguiente clase. 

A ver, yo voy a seguir haciendo mi vida normal como siempre. Solo porque tengo un nuevo proyecto en proceso no quiere decir que voy a invertir el cien por ciento de mi tiempo en un hetero, o en un chico en general. Tampoco pretendo ponerme una fecha límite para acostarme con Dante. Me gusta que las cosas fluyan a su propio ritmo. Así es más excitante y la recompensa tiene un mejor sabor. 

Cómo voltear a un hetero en 10 pasosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora