— ¿Cómo que te estás arrepintiendo? — Emiliano aún no puede creer lo que le estoy diciendo. Estamos en la comodidad de mi cuarto. Yo acostado en mi cama, con la mirada perdida en el techo. Pensando en Dante. — ¿Acaso tienes fiebre? ¿Te sientes mal?
— ¿No que querías que dejara de jugar con heteros?
— Sí, pero quiero saber por qué estás actuando tan raro ahora.
— No sé — volteó a ver a mi amigo. — Es que creo que es demasiado bueno, me da cosa hacerle esto.
— Tampoco lo digas como si tú obligaras a los chicos a follarte. Ellos son los que caen ante tus encantos. Además ¿desde cuando te importa tanto si son buenos o no? Ni que fuera la primera vez que te cruzas a uno así.
— ¿Como Dante? Lo dudo.
— ¡No me digas que te gusta de verdad! — exclama entusiasmado.
— ¡Claro que no! — niego de inmediato totalmente ofendido por su comentario..
— ¡No puede ser! ¡El frío corazón del niño rico finalmente ha sido derretido! ¡Milagro!
— ¡Ya basta! ¡Jamás en mi vida me enamoraría de un hetero otra vez! — le arrojo una almohada por la cabeza para que deje de decir estupideces.
— Bueno, y entonces qué demonios te pasa — insiste mi amigo en comprenderme pero no creo que pueda porque ni yo me entiendo ahora.
— No sé, pero estoy cansado. Ya no quiero hablar del tema — bufo.
— Pero si tú empezaste.
— Y ahora me cansé.
— Estás histérico.
Lo sé y no me gusta. Le gruñiría a mi amigo pero eso solo le daría la razón así que me aguanto la bronca y me quedo de brazos cruzados.
— Entonces no vas a ir a verlo a la carrera supongo, ¿no? — comenta Emi a pesar de que dije que ya no quería hablar del tema.
— Sí quiero ir — admito. — Quiero verlo. Pero no por el plan. Es que me cae bien.
— Sí, es buena onda. A mí también me agrada.
— Si me acuesto con él, ¿crees que querría seguir siendo mi amigo?
— Pues, a ver...¿Cuántos de los heteros con los que te has acostado aún son amigables contigo?
Me hago el que pienso pero no sirve de nada porque ya sé la respuesta.
— Ninguno. Los que me hablan es porque quieren volver a coger.
La verdad eso a mí nunca me importó. Si quieren volver a ser mis amigos o no. Yo solo quiero cumplir mi objetivo y ya. ¿Por qué carajos me tienen que importar otras cosas ahora? Dante está haciendo que todo se empiece a poner raro.
Y eso me hace enojar.
— Bueno, entonces no te acuestes con él — responde Emiliano como si fuera obvio para él.
— ¿Por qué no lo haría si me muero de ganas, eh? — digo de pronto sentándome en la cama. — No, no, ¿Por qué demonios estoy actuando como si me estuviera encariñando con él? — me auto regaño.
Me doy cuenta de que estoy haciendo lo que desde hace tres años vengo peleando. No voy a volver a caer. No otra vez. No voy a dejar que un hetero me arrastre y me envuelva en sus redes como si yo fuera una pequeña alma inocente. Yo no tengo nada inocente. Ya no.
¿De verdad estuve a punto de dejar todo por unas lindas palabras y una bella sonrisa? Me cago en la puta. ¿Cómo carajos voy a dudar así?
— ¿Y entonces qué vas a hacer? —quiere saber Emi. — ¿Vas a seguir con el plan?
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Cómo voltear a un hetero en 10 pasos
RomanceLos pasos de Max para conquistar heterosexuales nunca le han fallado. En tres años ha sumado una larga lista de conquistas de la que se siente muy orgulloso. Es un chico decidido y seguro, y sin dejar que los sentimientos se metan en su camino, cuan...