Capítulo 13

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La luz del día me despierta. He dormido poco y sigo con mucho sueño. Quiero volver a dormir pero me doy cuenta de que no estoy solo en mi cama. Por unos segundos de amnesia no entiendo nada, hasta que veo el torso desnudo de Dante al lado del mío y entonces recuerdo enseguida todo lo que pasó la noche anterior. La piscina, los besos, las caricias, los orgasmos del final.  

Pero ¿por qué sigue aquí?
¿Se quedó a dormir conmigo en mi cama? 

No entiendo cómo lo permití. Eso nunca pasa además. Los heteros siempre huyen a la primera oportunidad. Sin embargo, es Dante de quien hablamos. Ya no busco explicaciones porque él es él. 

Estamos demasiado juntos, apretados. No sé cómo hicimos para poder dormir estas pocas horas de forma tan incómoda. Supongo que quedamos muy exhaustos. La noche fue larga. No hubo sexo pero sí mucho de todo lo demás. Obtuve un hermoso orgasmo gracias a sus largos y juguetones dedos y él otro después gracias a mi maravillosa habilidad oral. Se había ganado su segunda mamada especial. Se la tuve que dar, además de que amo hacérselo ¿no? 

Me da pena pero debo despertarlo. No podemos quedarnos todo el día en la cama. Debemos volver a la realidad, sobre todo porque no vivo solo, y seguro mi madre ya está despierta. Y ésta no es tonta. Va a sospechar cuando vea a Dante. Sabrá que su motivo para quedarse no tuvo nada que ver con el estudio en esta ocasión. 

No puedo evadirla así que voy a tratar de enfrentar esta situación lo mejor que pueda. 

Me levanto y me visto. Sacudo a Dante muy despacio para que se levante también pero solo me gruñe por interrumpir su sueño. Uh, me gusta verlo así. Tan calmado, en mi cama, como si fuera mi chico…

—  Te daré diez minutos —  susurro en su rostro. —  Pero solo eso, precioso. 

No sé si me está oyendo o prestando atención, creo que no así que aprovecho y me inclino para dejar un beso tierno en su mejilla. Dios, me siento tan cursi en este momento pero tenía que hacerlo. Espero que no haya notado eso. 

Me voy inmediatamente del cuarto y lo dejo descansar. 

Tal como supuse mi mamá ya está levantada. Es media mañana pero ella ya está en la cocina planeando qué cocinar ese día. Los domingos son sus días libres y siempre cocinamos y comemos juntos. 

—  Buen día, corazón —  me saluda —  Qué carita. ¿Volviste muy tarde anoche? 

—  Buen día. No en realidad… —  confieso algo nervioso. 

—  Estaba pensando que como no he ido de compras podíamos hacer una pizza casera hoy. ¿Te agrada la idea? —  pregunta mientras revisa la heladera en busca de los materiales necesarios para la pizza.

—  Seguro —  respondo mientras me sirvo algo de café. 

Si no tiene idea de que un chico sigue en mi cuarto, quiere decir que no ha escuchado ni visto nada raro anoche. Mejor. 

Pero saco esa conclusión demasiado pronto.

—  Escuché ruido y risas en la piscina anoche. ¿Estuviste con Emi?

—  Eh, no. Otro amigo…—  le cuento. 

Deja lo que está haciendo y me mira curiosa. Es entendible igual. Casi nunca vienen otros hombres a casa que no sean Emiliano o su novio. 

—  ¿Otro amigo...o “un amigo? —  pregunta con una sonrisa. 

—  Ay, mamá. Qué te importa —  protesto. 

—  Bueno, bueno, solo quiero saber si por fin voy a tener yerno algún día —  bufa. 

—  Probablemente jamás —  le informo.  —  Era Dante el de anoche — termino por contar. —  Y por cierto sigue arriba en mi cuarto…

Cómo voltear a un hetero en 10 pasosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora