Capítulo 9

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Quiero concentrarme en clases pero no puedo. Mi mente repasa una y otra vez mi salida con Dante el día anterior. Estoy tan cerca de lograr mi cometido, de tenerlo. Y por lo general a esta altura estoy más confiado y seguro que nunca cuando tengo un nuevo proyecto, pero en esta ocasión me estoy sintiendo todo lo contrario. 

Que me gusta Dante, es un hecho. Que lo quiero voltear, también. Aún lo quiero hacer pero más que un capricho son deseos genuinos. Quiero saber qué se siente estar con él. Quiero besarlo y quiero tenerlo cerca. Mi cuerpo me lo pide cada vez que hablamos, cada vez que nos miramos. 

Me preocupa que si sigo con esto adelante, no sepa cómo terminarlo luego. Porque cuando volteo a un hetero y consigo lo que quiero de él, ya no me interesa volver a repetir, no importa que ellos insistan. Para mí una vez es suficiente, para demostrar que puedo hacer esto y que cualquier hetero puede ceder por más macho que sea. Y que todos son iguales. Porque eso es lo que tengo en mente cuando me me encapricho con uno, por eso no puedo parar hasta salirme con la mía y probar que tengo razón. 

Pero Dante, él es tan…

Me agrada, me cae bien. Y no sé si voy a conformarme con solo una vez cuando lo hagamos. 

Estoy asustado y lo admito. 
Y lo peor es que se me nota. 

Emiliano me mira preocupado porque no anoté ni una sola cosa en mi cuaderno desde que comenzó la clase. Y eso en mí, es raro.

—  ¿Te sientes bien? —  me pregunta en voz baja. 

Soy sincero y niego con la cabeza. Me pongo de pie y salgo del salón. Necesito aire. No puedo creer que esté yéndome de una clase, y encima la última del día. Pero bueno, tampoco es el fin del mundo y la verdad que ahora no me interesa lo que está enseñando el profesor este. 

Necesito pensar y aclarar mi cabeza antes de dar el último paso. Ya solo me queda un solo punto más en la lista y es el que me llevará a la victoria. 

Creo que estoy en condiciones de ponerlo en práctica pero mis dudas y miedos me juegan en contra. 

Camino por los pasillos sin rumbo alguno, y cuando me doy cuenta termino en el kiosco de la universidad comprando un paquete de gomitas, de las comunes. Voy hasta la cafetería y me siento por ahí a comerlas. Dejo las de menta. Creo que mi intención es dejárselas a Dante para cuando lo vea. 

Nos saludamos en las clases anteriores y nos quedamos junto con Emi y Carla charlando un ratito los cuatro en los descansos. La verdad me encanta que sea más cercano con mi grupo que con los demás. Y conmigo más que con mis amigos. 

Ya quiero que termine la clase para poder verlo y almorzar juntos como quedamos los cuatro antes de ir a nuestras respectivas casas. 

Mierda, estoy encariñándome, lo sé. ¿Por qué otro motivo estaría tan idiota? Odio que un hetero tenga tanto poder sobre mí.  No puedo dejar que la historia se repita porque el único que saldrá perdiendo voy a ser yo y nadie más. Solo tengo que mirar atrás y recordar cómo estuve hace tres años para que me invada un pánico terrible. 

Tengo que hacer algo para impedirlo. Y si eso implica suspender todo y quedarme con las ganas de tener a Dante, pues...creo que lo podría considerar. Si tengo que tirar la toalla para evadir un feo destino, entonces voy a tener que pensarlo. 

Necesito hablar con Emi y que me ayude a decidir aunque ya tengo idea de lo que me puede decir. 

No vuelvo al salón, mi intención era salir solo un rato pero al final no vuelvo más. Mejor espero aquí por los demás. Respondo los mensajes de Emiliano preguntándome qué me pasa y le digo que hablamos cuando venga. 

Cómo voltear a un hetero en 10 pasosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora