Dentro de su cabeza, un millón de emociones, recuerdos, ideas, y más, iban pasando como cortos de películas. Su corazón era otro tema, y es que ya no podía ni describir como este se sentía.
Caminaba por las calles de su antiguo hogar con sigilo, con cuidado, como si al dar una pisada un poco de fuerza, todo se fuera a partir en pedazos. Aún sentía como si todo fuera un sueño... un sueño del cual anhelaba no despertar.
Las calles estaban silenciosas, y a su alrededor todo estaba sumamente tranquilo. Nadie pasaba, ni por delante ni por detrás de ella, no había un solo alma además de la suya. Pero, no se tomó le tiempo de pensar en ello, pues, tenía cosas mucho más importantes en las cuales enfocar su mente. Y es que, la melancolía la invadía por cualquier lugar a donde sus ojos miraran, ese sentimiento, junto con la incertidumbre y el nerviosismo empapaban sus mejillas de lagrimas que se sentían como ácido sobre sus aún pálidas mejillas.
Unas cuantas calles después, sus vista enfocó la casa de su mejor amigo, tan linda y elegante como siempre. Según sabía, Sai seguía viviendo con su madre, aunque esta no estuviera la mayor parte del tiempo, y agradecía ello por no tener que aprenderse una nueva dirección para ir a visitarlo, y a su hermano. De solo pensar esas últimas palabras su corazón se estrujaba y su cuerpo se estremecía, haciendo que su respiración aumentase.
Llegó en frente de la puerta con el corazón en la boca y con la mano elevada, decidiendo si dar aquellos tres golpes que le darían el paso hacia dentro. Lo hizo, y no pasaron más de tres segundos para cuando la puerta fue abierta, y la figura de Sai la recibió con un abrazo tan cálido como lo fue posible.
—Pasa —dijo soltándola y abriéndole paso para entrar antes que él— Él está en el sofá, te estaba esperando.
Ella no dijo nada, y como si se tratara de un robot, entró con pasos perfectamente calculados para ser todos del mismo tamaño. Sentía que si hacía algo mal despertaría de ese sueño. A cada milésima de segundo, su corazón la bombardeba cada vez mucho más fuerte que la anterior; tanto que juró desfallecer, sin llegar a la sala de estar, debido a la alta figura del chico pelirrojo que fue corriendo a abalanzarse sobre ella y abrazarla.
Las lagrimas fluyeron como cataratas y los sollozos como alaridos en representación de todo el dolor que la pelirosa sintió tanto tiempo estando separada de él. Sasori mantenía el cuerpo de su hermana entre sus brazos como si del más grande tesoro del mundo se tratase.
Sakura no podía creerlo. Él en verdad estaba ahí, pero su corazón no le permitía terminar de procesarlo... lo que sus ojos veían y lo que sus manos sentían. Realmente su hermano estaba ahí, con ella, vestido con unos pantalones sumamente holgados y una chaqueta de cuero marrón que ella sabía que pertenecía a su mejor amigo. Realmente en unas fachas poco presentables, pero eso no importaba.
—En verdad te extrañé tanto —expresó en una exclamación de angustia— Te necesité tanto. No puedo creer que ya estás aquí.
Él la tomo de las mejillas para mirarla a los ojos.
—Pues más te vale creerlo porque en serio estoy aquí y no pienso dejarte en paz durante un buen tiempo. Ni a ti, ni a Sai ¿va?
Y ella dejó salir todo lo que sentía sobre su pecho, acallando sus sollozos con el consuelo de que por fin él estaba allí, y de a poco las lágrimas de desesperación pasaron a ser lágrimas de felicidad. La representación mas honesta y correcta de aquella escena tan hermosa que el pelinegro miraba con un brillo en los ojos destellante, por la felicidad de ver a aquellos dos juntos otra vez. Él, había sido amigo de Sakura desde pequeños y siempre vio lo que su amiga extrañaba a su hermano. Incluso él lo extrañaba, también era su amigo y también lo consideraba como parte de su familia.
Y no planeaba soltar a ninguno de los dos durante un buen tiempo.
Tanto Sasori como Sakura se quedarían en su cada durante algunos meses, lo necesitaba. Además aún no tenían un lugar donde vivir ellos dos en konoha, ya que su antigua casa seguía estando alquilada por una pareja joven que pagaba muy bien y jamas se atrasaba con la paga. La ojijade no objetó nada en contra de las ordenes de Sai, y el pelirrojo tampoco, así que ya estaba decidido.
Realmente estaban muy a gusto, y Sakura no parecía querer despegarse de Sai durante demasiado tiempo. Algo en su interior aún le decía que todo eso era demasiado bueno como para dejarse rejalar pues... en cualquier momento aquel tesoro podría escabullirse de sus manos sin poder predecirlo.
—Entonces ¿en verdad recuerdas como se sentía estar dormido? Osea, ¿escuchabas y sentías al igual que estar despierto?
—Más o menos, no estaba del todo consciente. A veces incluso podía sentir mi cuerpo, tengo algunos recuerdos que resaltan más que otros en mi memoria. Muchas de las veces que Sakura me vino a explicar —explicaba Sasori, siendo escuchado muy atentamente por los mejores amigos que estaban situados delante de él, mirándolo con los ojos bien abiertos.
—¿Tenías sueños muy raros? ¿Recuerdas alguno? —cuestionó su hermana.
—La verdad no. Tal vez algunas imágenes de ellos, pero no destacan en mi mente. Es como si no existieran. Estuve tanto tiempo dormido que en cierto modo no se siente como si hubieran pasado seis años. Ustedes ya son todos unos adultos, incluso parecen más maduros que yo. Lo último que recuerdo es que venían a mi habitación rogándome jugar videojuegos conmigo y siempre terminábamos luchando con almohadas... y yo siempre ganaba.
—El tiempo pasó tan rápido para ti y tan despacio para mí... —La ojijade se quedó pensativa.
—¿Cuales son los recuerdos que más destacan en tu cabeza de cuando estabas dormido? ¿Puedes decirnos alguno? —Sai mantenía una mano en su barbilla, reflexionando las confesiones del pelirrojo.
Sasori comenzó a frotarse los ojos como si ello lo ayudara a recordar.
—Bueno, hay uno en que Sakura vino como siempre a visitarme, y ella lloraba mucho. Sakura siempre estaba llorando, en todos mis recuerdos ella siempre está muy triste pero... hay uno en particular dónde ella dijo —Entonces algo dentro de la mencionada pareció saber que es lo que diría— que habías encontrado a tu alma gemela —finalizó dirigiendo su mirada hacia ella— ¿lo soñé o eso sucedió de verdad hermanita? Tú... ¿encontraste a tu alma gemela?
Sai miró a Sakura como si supiera lo que estaba sintiendo.
—Hay bastantes cosas que debo contarte Sasori.
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Perdido por ella - Sasusaku | AUSoulmate | [Libro 2: En curso]
FanficLuego de tres largos años y una dura sanación que nunca termina, la vida dará una nueva oportunidad a los pobres destinados, que a la adultez han llegado. Sakura recupera su vida poco a poco. Sasuke deberá luchar por no perderla a ella una vez más...