Albus caminaba a paso lento, con las manos metidas en los bolsillos de su pantalón, y cada vez que daba un paso adelante, pateaba las piedras que se encontraba en su camino. Iba de regreso a su casa después de haberse despedido de su mejor amigo, quien emprendía un viaje a Escocia con propósitos de investigación. Se suponía que irían juntos, pero debido a recientes acontecimientos en su vida personal, tuvo que quedarse en casa a cuidar de sus hermanos menores.
Vaya que era sumamente frustrante para el joven mago que acababa de graduarse con las mejores notas en el Colegio de Magia y Hechicería: Hogwarts, pues en lugar de continuar ampliando sus conocimientos y sus habilidades, se veía limitado a una vida monótona donde estaba obligado a ser la cabeza de familia por la muerte de su madre.
Estando ya más cerca de su destino, de pronto vio abrirse la puerta principal de una de las casas y de ella salir a una mujer, que bastante bien ya conocía.
―¡Albus querido! Qué bueno que te encuentro. ¿Cómo se encuentran ya Ari, Aberfoth y tú?
―Sigue siendo algo difícil, no le voy a mentir, pero vamos bien ―hizo su mejor esfuerzo por sonreír.
―Eso me alegra bastante, Albus, todos ustedes siempre han sido muy fuertes y saldrán adelante. Sé lo devastador que es perder a uno o más miembros de la familia, solo mírame a mí, que perdí a mi hermana y después a mi sobrina que murió muy joven con su esposo. Eran gente con dinero y afamados por su sangre pura, pero al fin y al cabo era mi familia a quienes yo apreciaba mucho y viceversa ―mencionó con un aire de nostalgia― Pero la vida sigue, y aunque nuestros seres queridos ya no estén en este mundo terrenal, nosotros debemos continuar.
A pesar de que el joven Albus siempre se caracterizó por ser bastante sociable, en ese momento no le salían muchas palabras, prefiriendo solo escuchar a la bruja. Claro que de inmediato ella se dio cuenta que estaba diferente, así que continuó tratando de animarlo.
―¿Qué tal si vienes mañana? El día de hoy he recibido la visita de mi sobrino, con el que estoy segura que te llevarás muy bien. Es igual de inteligente que tú y tendrán casi la misma edad.
―De acuerdo, aquí estaré mañana cuando tenga un tiempo libre, señora Bagshot. Gracias por todo.
―No agradezcas, Albus ―sonrió―. Aquí te estaremos esperando.
Luego de aquellas palabras, el mencionado continuó el camino a su destino, que tan solo le restaban unas casas para llegar. Durante el trayecto se quedó pensando en la extraña sensación de que alguien lo había estado observando mientras mantenía la conversación con la bruja, aunque luego decidió olvidarse de ello, creyendo que serían paranoias suyas.
Una vez entrando a su casa, un olor a comida recién hecha invadió su nariz.―Ya está la cena, Albus ―se escuchó la voz de su hermano menor.
Luego de eso vió cómo los platos y la cena se acomodaban por sí solos en la mesa debido a un encantamiento conjurado por Violete, una chica de la misma edad que Aberforth a quién acababa de conocer, y con quién llevaba saliendo dos semanas. Y aunque ella era aún más joven que Albus, mostraba tener una excelente habilidad en los encantamientos de cocina.
Recién tomando su lugar en el comedor, llegó Ariana con una pintura de un atardecer en sus manos.
―¡Mira, Abe! ¿Qué tal me quedó?
―¡Vaya, qué gran talento tienes! ―respondió con entusiasmo mientras dejaba la cena en la mesa.
―Mira, Al ¿Qué te parece?
―¡Genial! Vas mejorando ―curvó sus labios apenas.
―¿Tú qué opinas, Violet?
―¡Eres una estupenda pintora! ―contestó mientras miraba la pintura.
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Masters Of Death «Grindeldore»
Fanfiction❝ Has estado encerrado aquí tanto tiempo, y simplemente no puedes decir adiós ❞ Toda historia tiene un principio, y éste es el de los magos más poderosos del siglo XX que fueron destinados a ser enemigos, pero un día soñaron juntos con ser los maes...