—Invité a la señora Bagshot a cenar hoy. Ha hecho mucho por nosotros, y pienso que es lo menos que podemos hacer para agradecerle.
—¿Vendrá él? —dijo en tono serio el hermano menor.
—Sí, también vendrá Gellert. Sé que no te agrada, pero espero que te comportes.
—Si no fuera por Bathilda, lo sacaría a patadas de aquí.
—¿Por qué te cae mal todo el mundo? —cuestionó el mayor hastiado.
—Será porque lo que tienen en común Doge y Grindelwald, es que son unos idiotas. Pero no hace falta conocer al último, para darse cuenta que no tiene buenas intenciones.
—Vamos. Quizá sea un poco extraño, pero no es un mal chico.
Aberforth no pronunció ninguna palabra más, simplemente se le escuchó soltar un bufido y enseguida salir por la puerta trasera para atender a las cabras.
Ya acostumbrado al comportamiento de su hermano, Albus dirigió su mirada a la cocina aún sin saber qué preparar para la cena.
—Era de mamá, pero te sacará del apuro —dijo de la nada una voz que no era de su hermano.
El cobrizo casi pega un brinco del susto, ya que hacía unos instantes estaba completamente solo y no escuchó los pasos de Ariana aproximarse a él.
—Oh, gracias, Ari —sonrió tomando el libro que le tendía la delgada mano de su hermana—. En lo que preparo la cena, tú ve a arreglarte.
La menor obedeció la indicación de Albus, subiendo las escaleras alegremente mientras tarareaba una canción.
Una vez ya completamente solo de nuevo, abrió el libro que parecía ser de recetas de cocina, no tardó mucho en darse cuenta que se trataba de un escrito muggle. Recordaba cuando Kendra preparaba comida de aquel recetario y todos quedaban satisfechos.
Nunca había preparado nada en la cocina, más que cereal, huevos y hot cakes deformes. Por lo tanto procuró elegir una receta no tan compleja. Puso todos los ingredientes y conjuró un hechizo para que se prepararan por sí solos.
En la espera de su elaboración, continuó hojeando las páginas del libro, cuando se encontró con un postre bastante apetitoso a la vista; se trataba de un pastel de limón. Sin planteárselo ni un segundo, reunió los ingredientes necesarios, pero esta vez decidió hacerlo con sus propias manos, como se supondría que los muggles lo harían.
Ya cuando todo estaba casi listo, comenzó a poner los platos y los cubiertos en la mesa, procurando que todo quedara impecable.
—Al, ¿no te vas a cambiar? Los invitados llegarán en cuarenta minutos.
—Casi lo olvidaba, gracias Ari —apenas rió con cierto nerviosismo.
•••
De frente al espejo acomodaba con el cepillo su cabello, no sabía si dejarlo completamente hacia atrás o desordenar algunos mechones para no parecer tan exagerado.
Segundos más tarde sonó el timbre de la casa, lo que significaba que la señora Bagshot y Gellert estaban afuera esperando a ser atendidos. Cuando bajó, Aberforth ya se había adelantado a abrir la puerta. Apretó los dientes esperando que no dijera nada inapropiado, pero en eso la bruja lo saludó con entusiasmo al percatarse de su presencia.
Le invitó a pasar y justo detrás de ella venía Gellert, vistiendo un poco más formal de lo usual.
—Hola, Albus.
—Gellert —le sonrió mirando directo a sus ojos—. Adelante, están como en casa. En un momento se servirá la cena.
Cada quién tomó asiento en la mesa del comedor. Ariana se sentó a un lado de Bathilda y de Aberforth, quedando en medio de ambos, por lo que el lugar vacío a la izquierda de Grindelwald sería su lugar.
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Masters Of Death «Grindeldore»
Fanfic❝ Has estado encerrado aquí tanto tiempo, y simplemente no puedes decir adiós ❞ Toda historia tiene un principio, y éste es el de los magos más poderosos del siglo XX que fueron destinados a ser enemigos, pero un día soñaron juntos con ser los maes...