29. Huida

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Había comenzado como cualquier otro día, fui al trabajo, pasé 9 horas atendiendo a cada uno de los clientes que se paraban en la tienda y escuchando sus estúpidas quejas. Después de un largo día de trabajo, lo único que quería era regresar a casa y dormir por horas, obviamente debía estar acostumbrada no obtener jamás lo que quiero. Antes de que pudiese dirigirme a mi habitación, la voz de mi mamá me detuvo en seco.

—Abby —su tono era duro, frio. Pero no me sorprendió mucho, siempre que ella estaba de mal humor buscaba alguna excusa para pelear conmigo.

—¿Qué pasa? —respondí intentando imitar su tono. Cuando me giré a mirarle a la cara pude ver que mi madre temblaba de ira, algo que si era raro en ella.

—Hoy llamé a la universidad —comenzó y pude sentir como el corazón se me subía a la garganta. —Me llegó un aviso de que el dinero de tu inscripción no había sido aceptado y quise saber la razón —comentó y aunque intentaba aparentar calma sus ojos lo decía todo. Mierda, yo solo me quedé en mi sitio sin saber que decir —Me dijeron que el pago fue rechazado porque fuiste dada de baja. ¡¿Se puede saber que significa eso Abigail?! —gritó tomandome fuertemente del brazo.

—¿Qué más hay que explicar mamá? ¡Eso! Me dieron de baja por lo que ya no pude continuar en la universidad —contesté y me deshice inmediatamente de su agarre. Sabía que ella tarde o temprano se enteraría, pero jamás pensé acerca de que le diría cuando el momento llegase.

—¿Y lo dices como si nada? ¡Eres una malagradecida! Tú unica ubligación era estudiar ¿y ni eso pudiste hacer?

—No finjas como que si te interesara  —respondí con un tono seco, no podía recordar un solo momento en donde mi madre se hubiese interesado por como me iba en la escuela.

Quizá esa era la razón por la que tardó tanto en enterarse que había sido dada de baja en primer lugar. 

Negué con la cabeza y con eso hice amago de irme pero ella me detuvo nuevamente del brazo.

—¿Si no has estado llendo a la universidad a donde te vas todos los días? ¿Por qué sigues mintiendome Abby?

—¡Conseguí un trabajo! He estado trabajando como loca los últimos meses porque lo único que quiero es conseguir el suficiente dinero para largarme de esta porquería de casa —sabía que finalmente estaba perdiendo el poco control y la poca paciencia que tenía pero no podía evitarlo. Esta situación me sobrepasaba.

—¿Por qué no te vas con tu padre entonces? Él va a estar muy feliz cuando se de cuenta la desepción en la que te has convertido.

—¿Por qué me importaría lo que piense mi padre? ¡Él me abanonó y me dejó en este infierno! —exclamé completamente molesta y mi madre me miró fijamente por un largo momento antes de suspirar.

—Creo que es hora de que sepas la verdad.

—¿De qué estás hablando? ¿Cual verdad? —cuestioné y aunque sabía que lo que ella estaba apunto de decir no me iba a gustar, tenía que escucharlo.

—Tú padre siempre ha querido que te fueras a vivir con él Abby, pero yo le dije que no porque pensé que era lo mejor para ti.

—¿Por qué sería lo mejor para mi quedarme contigo? —pregunté sin poderlo creer y aún intentando procesar las palabras "tu padre siempre ha querido que te fueras a vivir con él"

Joder, mi vida se había convertido en una broma de mal gusto.

—¡Porque tú tenías que estar con tu mamá!

—¿Tenía que estar contigo? Tú jamás te interesaste por mi, menos cuando metiste a ese imbécil a esta casa. Por dios, mi padre nunca se alejó, tú lo alejaste ¿cierto? ¿él te ha seguido dando dinero, verdad? ¡Y nunca me lo dijiste!

¿Puedes guardar un secreto? (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora