X: Hufflepuffs

107 12 1
                                    

Un vapor espeso llena la sala, y como no hay mucha luz me siento completamente desorientada excepto por el duro suelo de piedra sobre el que estoy. Me incorporo despacio intentando no hacer demasiado ruido, aunque se escucha a lo lejos lo que podrían ser varias cazuelas a presión.

Una vez incorporada busco a Chris cerca de donde he caído yo, y en seguida le localizo por el fuerte olor a vinagre que desprende, como yo. De primeras no me fijo mucho, pero de pronto me doy cuenta de que está medio adormilado... Así que rápidamente lo zarandeo un poco en un intento de despertarle que por suerte funciona y hace que se recupere un rato, aunque sigue un poco atontado.

Sin perder más tiempo me pongo a buscar la pared más cercana hasta que de pronto me topo con un muro que tiene incrustada una manilla como la de la puerta que acabo de abrir... Si contengo la respiración aún puedo escuchar las vocecillas de los hufflepuffs al otro lado preguntándose qué ha pasado. Pero no hay tiempo que perder, porque en cualquier momento alguien podría cruzar esta puerta y Chris y yo no deberíamos estar aquí.

Así que recojo las escobas del suelo y me subo a la mía, recostando a Chris sobre la suya para guiarla conmigo también. Después las hago flotar un par de metros sobre el suelo y voy siguiendo la pared para mantener la referencia espacial hasta casi toparnos con un grupo de elfos domésticos que pasan justo por debajo de nosotros. Instintivamente elevo las escobas hacia el techo de la habitación tratando de escondernos entre el vapor, y es desde esa altura donde de pronto vislumbro la luz de un ventanal al otro lado de la sala. Claro... Si estamos en las mazmorras las únicas entradas de aire que conecten con el exterior tienen que estar aquí arriba, pienso para mí.

Chris se agarra fuerte a su escoba, concentrándose en mantenerla estable y en el aire, y yo dirijo ambas hacia el ventanal. Por suerte para nosotros al estar justo cocinando la cena y con tanto vapor, los elfos la han dejado abierta... Así que aunque es un ventanuco relativamente estrecho, lo cruzamos y salimos volando sobre los campos del castillo a ras del suelo. Me giro sonriente hacia Chris, que me sonríe también.

—Misión superada? Al menos ya sabemos lo que pasa si no aciertas el ritmo de los toques en el barril de los hufflepuffs.— Dice Chris con una risilla débil.

—Es verdad... Vamos al lago? Que como no nos quitemos este olor a vinagre ya, vamos a perder del todo el olfato.

Así que aterrizamos junto al lago del castillo, detrás de unos árboles donde casi nunca hay nadie, y nos lanzamos literalmente al agua. Hacemos un rato el tonto y después tratamos, sin suerte, de limpiar las escobas hasta que vemos que no conseguimos deshacernos del vinagre y acordamos preguntar a Hooch mañana algún consejo. De pronto, mientras terminamos de escurrir las pesadísimas capas veo por el rabillo del ojo que Chris se desvanece completamente en el suelo. Y aunque en seguida trata de levantarse de nuevo me acerco a él preocupada...

—Chris, estás bien? Qué ha pasado?

—Sí, sí, estoy bien. Es que estoy como mareado... Pero probablemente sea por el golpe que me he dado con el barril en la cabeza...

—Vale, vamos un momento a ver a la Srta Pomfrey para que te eche un vistazo. Puedes subirte a la escoba?

Repetimos la estrategia de subir a Chris a su escoba y llevarle volando, más o menos seguro, hasta llegar a la enfermería. Nada más entrar la Srta. Pomfrey coloca a Chris en una camilla y le examina la cabeza. También nos seca la ropa con el hechizo complejo del aire caliente, pero me pide que vaya a buscar algo de ropa limpia para Chris a su dormitorio porque ambos seguimos oliendo a rancio.

Al salir de la sala casi me choco con Matt, Hug y Sky, que entran corriendo con cara de preocupación. Les explico todo sobre el golpe y lo que pasó después (sin decir nada incriminatorio delante de Pomfrey) y cuando termino, Hug sube a por la ropa para Chris y yo vuelvo al lago a por nuestras capas y a dejar las escobas en las taquillas del estadio. Apenas diez minutos después estamos otra vez los cuatro alrededor de Chris, que ha recuperado de nuevo la conciencia.

Enamorar a una RavenclawDonde viven las historias. Descúbrelo ahora