«La promiscuidad es el preliminar de la sospecha»
Miércoles
6.30am
Mientras la incipiente Luz del día se adentra en la habitación, un par de ojos ya intentan enfocar la misma. El cuerpo delgado y sin curvas de una chica se encuentra a su lado. Niega con la cabeza mientras se levanta y se estira un poco. Enfoca su ropa dispersa sobre el piso alfombrado de la habitación y se inclina a recoger sus prendas. Comienza a vestirse mientras trata de recordar el nombre de su acompañante de turno. No logra hacerlo y no le da más importancia. Acto seguido busca en el cesto de basura rastro alguno de algún preservativo. ¡Bingo! Allí estaba la envoltura dorada del mismo y a su lado aquella funda ya usada. Se colocó la camisa antes de poder salir de la habitación y cerró la misma con cuidado.
Mientras estaba en el pasillo miró su reloj. Ya eran las 7:00 am y no sabía cómo es que se las arreglaría para poder justificar su hora de llegada. Cuando sus pasos se detuvieron enfrente del elevador, presionó el botón y acto seguido las puertas metálicas se abrieron, ingresó al mismo y una vez que aquellas puertas cerraron comenzó el descenso hasta la planta baja. Cuando salió del elevador camino hasta el estacionamiento y subió a su auto. Pero mientras escogía alguna pista de su lista de reproducción un zumbido lo hizo detenerse. Miró el mensaje sobre la pantalla y después respondió el mismo.
Mamá
Espero tengas una buena excusa para que no hayas llegado.
Plan.
La tengo madre. Ya voy para la casa.
Dejó el móvil sobre el asiento del copiloto y comenzó su marcha. Después de 20 minutos estaba en casa. Dejó su auto en la entrada de la misma y bajó de él. La gran casa delante de él le abrumaba. Ser hijo de uno de los empresarios más reconocidos le hartaba. Sin bien tenían todo lo que el dinero podía comprar no tenía la más mínima intención de seguir aquel camino.
Cuando cruzó la gran puerta de madera, de hecho era de roble. Los pasillos de su casa se hicieron presentes. Sus pasos se oían dispersos en aquel mármol que vestía el piso de la casa. En la sala estaba su madre ya con una taza de café. A veces pensaba en que su madre había escogido mal a su marido. No debía pensar en nada, de hecho no habría ninguna reprimenda por parte de su progenitora. Subió las escaleras y llegó a su habitación. Apenas colocó un pie sobre ella y se dejó caer en su cama. Estaba cansado. Y si alguien le preguntaba de qué, ni él lo sabía. Sus párpados se fueron haciendo pesados y el sueño lo arropo.
Se comenzó a remover sobre la vasta cama en la que dormía al oír aquellos golpes incesantes sobre la puerta. Se levantó con pesadez mientras tomaba la manija de la misma y la hacía girar para abrir.
—¿Qué quieres? —cuestionó mientras seguía sosteniendo aquella manija.
—La hora de la cena. Por cierto las calificaciones han llegado.
La figura de su hermano se había ido ya de su presencia.
Rodó los ojos y se preparó para el sermón que venía. Bajó hasta el comedor y hoy jugarían a la familia feliz. Se sentó delante de aquella mesa y sonrió tan amplio que sus mejillas dolieron.
—¿Plan, hay algo que desees informar?—inquirió su hermano mientras le observaba y cortaba un poco de la carne que estaba en el plato.
—No, nada, nada nuevo pasa en mi vida —Dijo mientras tomaba un poco de agua y después dejó el vaso sobre la mesa.
—Tal vez sobre la pequeña zorra que tenías ayer entre tus brazos. —Los cubiertos de su hermano quedaron sobre el plato —Deberías ser más listo y no dejar que tus fotos con cuanta mujer puedes pagar salgan por allí.—Sonrió de lado y siguió hablando —Así que por favor mantén tu pene dentro de tu ropa.
—Tu hermano tiene razón Plan. Debes guardar un poco la compostura. Recuerda que tu padre es alguien importante.
Y allí estaba otra vez el discurso del padre importante, del hermano ejemplar y de la madre perfecta.
—Lo haré. —Se limitó a decir mientras comenzaba a comer un poco. Una mesa para 12 personas en una casa en donde solo había 3 se le hacía algo estúpido. El trozo de carne fue triturado por sus dientes y engullido por completo. La cena se llevó a cabo en silencio. Las calificaciones ni siquiera fueron mencionadas.
La primera en irse fue su madre. Era noche de juego. Su hermano se quedó delante de él mientras le observaba.
—Plan deberías pensar más en el futuro. —Dijo aquello como si fuera un Buenos días. Sin importancia según él pero cargado la misma.
—Pete lo sé. No te preocupes. Cuando seas el presidente de la compañía tu futuro será resuelto.
—Sabes que no es así. Pero aprecio la mentira. Por cierto, las fotos estan sobre tu escritorio. Las compré antes de que salieran en los medios. Lo menos necesario es un escándalo.
La cena terminó cuando Pete se colocó de pie. Acto seguido salió de aquella casa. Con las llaves en su mano subió al auto y fue hasta casa de su amigo. Necesitaba alcohol en su sistema.
...
Espero les guste y si es así me lo puedan hacer saber.
Besitos.