«Tu destino está forjado por elecciones, no por casualidades. Ten cuidado con las decisiones que tomas, no importa lo pequeñas que sean, porque éstas serán tu salvación…
O tu muerte.»
Viernes
10.30am
Hacía demasiado frío en aquella cafetería. Plan estaba sosteniendo un café con ambas manos para poder tener el calor del mismo en su cuerpo. La falta de sueño que había sufrido recientemente le estaba pasando factura. Su amigo no se había comunicado con él. Eso le preocupaba pero de hecho el sueño se había ido de su cuerpo cuando recordaba al joven que encontró en el baño de aquel bar. Era totalmente su tipo. Si es que el tuviera uno. Pero la voz de aquel desconocido seguía en su mente. Y también la cercanía de su cuerpo. Plan se daba golpes mentales mientras pensaba en aquel chico. Otro de sus pensamibtls era su amigo.
Se sentía mal por haberlo dejando allí sólo. Pero no iba a perder la oportunidad de tener una noche de buen sexo con aquella rubia que se había llevado. Mientras el café en sus manos iba perdiendo su temperatura su vista se clavó en una figura que ya había visto antes.
En la barra del lugar estaba aquel apuesto joven. Lucía un impecable traje negro, zapatos y una camisa blanca. Plan cerró sus ojos por un momento recordando el aroma ajena . Debía admitir que aquel joven no le era indiferente. Jamás había estado con hombre más allá de leves roces, besos y toqueteos. Cuando notó que el chico le miraba no pudo evitar que sus mejillas se colocaran calientes. Después de aquello desvío la mirada de él.
—¿Puedo sentarme? —La figura de Mean hacía que Plan procesara las cosas de manera lenta. Y sólo pudo asentir.
—Gracias —Dijo el más alto mientras sus manos sostenían su café y de vez en vez le daba un trago. Notó cómo Plan sólo observaba. No le diría su nombre sino era preguntado.
—¿Cómo te llamas? —Dejó salir Plan para después poder beber de su café.
—Mean Phiravich—Dijo para después poder tomar su café.
Y allí estaba Plan sin saber qué decir o hacer. El joven delante de él le producía un nerviosismo que no podía entender. La sonrisa de Mean se hizo presente y después se levantó, no sin antes dejarle una nota en la mesa.
—Si quieres hablar, llámame. —Los pasos de Mean se encaminaron pero para la sorpresa de Plan no eran hacia la salida. Sino detrás de él. Se inclinó un poco más y susurró —Aunque me gustaría más oírte gemir.—Después de aquello salió de la cafetería.
Plan se había quedado quieto, sin habla y se golpeaba mentalmente. Se despavilo mientras el café era terminando.
—¿Gemir? —Dijo en voz alta pero no para ser escuchando por alguien más. Tomó aquella nota y estaba a nada de hacerla bolita y dejarla en la basura. Pero su curiosidad no lo dejó. Si, eso era, curiosidad.
Terminó su café y salió de la cafetería.
Lunes
11.30am
Mientras Mean estaba en casa, pensaba en que habían pasado dos días desde que le había dado al chico su número. Negó mientras mordía un poco los labios. Sentía ¿Nervios? No, claro que no. Sólo se le hacía raro que aquel chico que no era capaz de hablar delante de él no hubiera marcado ya. Y cómo si lo hubiera invocado allí estaba. Un número desconocido. Sabía que debía ser él. Ya que él tenía a todos sus contactos agendados.
«Bueno, ¿quién habla?»
Dijo aquello mientras jugaba con su mano sobre el escritorio. Del otro lado sólo se oía un leve respirar y después de algunos segundo la voz del chico se hizo oír.
