Capítulo 15: Visitas inesperadas

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Había estado frente a mi puerta por más de 5 minutos, mi mano sosteniendo la llave en la cerradura sin llegar abrirla en ningún momento. Trate de llamar a Emma aprovechando el hecho de que había decidido regresar al mundo, pero no contestó, claro que yo elimine por completo el dato de que estaba en un avión a sabrá Dios donde.

Respire profundo, baje corriendo por las escaleras, al llegar al lobby lo único en mi cabeza era la falta de aire, el portero se acercó preguntándome si estaba bien, asentí con la cabeza como pude y le pedí que llamara un taxi para mí.

- Al Cristal Tower, por favor – el chofer asintió y arranco el auto, ambos mantuvimos el silencio mientras que la radio intentaba llenar el ambiente.

Baje del auto, la torre de 36 pisos se me hacía imponente, entrando al edificio el portero me miró sorprendido, intente seguir mi camino hacia el ascensor sin tener que entablar una conversación incómoda por educación, pero falle.

- ¿Elizabeth? – asentí encogiéndome de hombros – Pensé que no volvería a verte por aquí.

La verdad era que yo tampoco imaginaba que vendría a este lugar por voluntad propia, lance mi vista por todo el lobby deteniéndome en el sillón rojo del fondo, una débil sonrisa se asomó en mi rostro.

- ¿Qué diablos paso? – la camisa de David tenia claras marcas de sudor, sostenía su pecho mientras me miraba, su cara era todo un poema y no puede evitar reírme mientras pestañeaba sin cesar para evitar que las lagrimas escaparan de mis ojos.

- ¿Corriste hasta aquí? – lo pensó por un minuto antes de responder.

- Estabas llorando.

Una mano en mi hombro me trajo de vuelta, el portero me aviso que se había comunicado y que Nicholas se encontraba en casa, le agradecí, él sonrió y luego volvió a su lugar. Al subir al ascensor me recosté de la pared, mi vista fija en mis zapatos me insistía a mí misma para no pensar, pero los recuerdos solo abordaban mi mente sin descanso.

- Buenas noches, señorita Elizabeth, ha pasado mucho tiempo, pensé que no la vería mas por aquí.

- Yo tampoco, pero tengo que arreglar algo– levante las bolsas llenas de comida que llevaba conmigo y camine hasta el ascensor, me recosté de la pared mientras miraba mis zapatos y practicaba lo que diría. – Lo siento, no debí irme de ese modo, aunque me dolió que no intentaras buscarme, eso deja muy en claro que tanto me amas y.... no, así no.

Tome aire profundamente, necesitaba calmarme y decir justo lo que practique, sin más metidas de pata. Llegue a mi destino, el camino a la puerta fue solo segundos, pero fueron los segundos más largos de mi vida hasta el momento, saqué el valor y me trague el orgullo, usé mi llave y abrí la puerta, las luces estaban apagadas y no podía verlo por ningún lado, volqué los ojos porque seguro había pasado la noche en la oficina y seguía dormido.

Trate de no hacer ruido mientras dejaba las cosas para el desayuno en la cocina, cuando termine, me puse de puntitas para ser lo más discreta posible al entrar en la habitación, agradecí que la puerta no hizo ningún sonido. Nicholas dormía, Rose estaba despierta jugando con su cabello.

Me sonrió como siempre lo hacía, sintiéndose mejor que yo y sin molestarse en cubrir su pecho desnudo, empecé a reír tan fuerte que Nicholas termino despertando, "ni una lágrima" fue lo que me dije a mi misma antes de salir de la habitación, escuché sus gritos para que me detuviera.

Deje de escucharlo cuando azote la puerta, me quedé ahí, parada al otro lado, pero él ni siquiera intentó abrirla.

- Que se pudra.

PARONIRIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora