Tenia el celular en la mano, llamar a la policía era la opción mas lógica, pero no estaba segura de que fuera la mejor idea.
- No seas estúpida Elizabeth, solo marca a emergencias - hablar conmigo misma tampoco era una buena idea.
El timbre de mi apartamento sonó, cerré los ojos con fuerza sin atreverme a dirigir la mirada hacia la puerta, el pensamiento de que si no me movía se iría era lo que se apoderaba de mi cabeza, pero el timbre volvió a sonar, y siguio haciéndolo de forma insistente.
- ¡YA VOY, MALDITA SEA!
Mi mano temblaba en el pomo de la puerta, sostuve mi muñeca para detener el temblor, una respiración profunda después por fin pude abrirla, salto sobre mi y me rodeo el cuello con los brazos, me desplome sobre el suelo y empecé a maldecir mientras golpeaba su espalda.
- Deberías estar feliz, no agrediéndome - se alejo un poco para secar mis lagrimas- ¿Debería presentar una queja por maltrato?, ¿Usted que dice oficial? - Fue la única que se rio de su broma, ya que al escucharla, mi vista borrosa por unas pequeñas lagrimas, que no sabia si fueron provocadas por el susto o el alivio, estaba fija en los zapatos de David. Emma no dijo nada y me ayudo a levantarme.
Daba pequeños golpes en mi espalda, calmando los sollozos que no se cuando empezaron a salir, las lagrimas desaparecieron gracias a la tela que cubría mis hombros, presione mis uñas contra las palmas de mis manos y aprete mis dientes para evitar moverme o decir algo hacia el.
- ¿Qué pasa contigo?, Nuestra señora llora y te quedas como estatua, eso no es propio de ti bebe - golpeo su hombro empujándolo levemente con la mano que tenia libre. David suspiro con la misma profundidad que yo antes de abrir la puerta hace unos minutos, rasco su cabeza y desordeno su cabello. - Por Dios David, estoy acostumbrada a tus muestras de amor, no me voy a...- David la corto antes de que pudiera seguir metiendo la pata.
- Ahora no Emma.
Le entrego su maleta y solo empezó a caminar hacia el ascensor. Yo no dije nada, solo cerré la puerta y camine a mi sillón. No lo mire, tampoco le hable, de alguna manera sentía que había perdido una pequeña batalla hoy. Emma señalaba la puerta y luego a mi con la boca abierta, alzo sus manos en señal de rendición y se lanzo en el sillón junto a mi.
- ¿Qué fue eso?, ¿Problemas en el paraíso?
- Me odia. ¿Deberíamos pedir algo para comer? - tome mi celular y empecé a buscar en la app viendo si las imágenes lograban que se me antojara algo.
- ¿Odiarte?, ese hombre pisa el suelo por el que caminas.
- Deberíamos pedir pizza - seguí ignorándola deliberadamente, no iba a hablar del tema con la fan numero de David. Me tomo de los hombros haciendo que mi celular cayera al suelo y obligándome a mirarla.
- Bebe, ¿Qué le hiciste a mi bebe? - volví a ignorarla para recoger mi celular, entonces sostuvo mi rostro con sus manos para obligarme a mirarla - Elizabeth Rees, ¿Qué demonios le hiciste a David?
- Una mejor pregunta es, ¿Qué haces aquí?, estabas en el fin del mundo sin contacto con nadie hace unos meses, ¿Qué te saco del hoyo? - trate de desviar el tema disimuladamente para evitar que siguiéramos hablando de David.
- David me convenció de que necesitabas apoyo y todo eso, pero no me des la vuelta, ¿Qué diablos le hiciste a ese ángel?, porque te vio llorar, y solo se fue, ¿Acaso le compraste un perro y luego lo mataste frente a el? - ella iba a seguir hablando sin cesar, así que deje de darle vueltas.
- Me acosté con tu hermano.
Empezó a reír como una psicópata, seguro mis vecinos pensaría que la torturaba con cosquillas, se levanto del sillón sosteniendo su estomago con un brazo, agitaba su otra mano en mi dirección en negación como si intentara que no hablara hasta que pudiera recuperar el aliento.
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PARONIRIA
General FictionSerios problemas de personalidad, un ex novio pesado, un detective sobreprotector, un drogad...perdón, un director de cine con amor por las sustancias, un asesino, un acosador sin gracia y un fantasma. Definitivamente su obsesión con el café es el...