Capítulo 1: Las rosas son rojas

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Salí de inmediato hacia la dirección que David me había indicado, para mi suerte el tráfico estaba de mi lado esta vez

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Salí de inmediato hacia la dirección que David me había indicado, para mi suerte el tráfico estaba de mi lado esta vez.  Cuando por fin llegué al estudio de grabación, Mi castaño amigo estaba cerca de la puerta 5, daba la espalda hacia mi posición mientras hablaba con otra persona, posiblemente interrogandola. Los oficiales que marcaban el perímetro  no me permitian el paso, así que empecé a gritar en medio de todo el bullicio de personas que estaban afuera para llamar su atención.

Podía saber que me maldecía en su mente solo con ver la mirada de reproche que dirigia hacia mi mientras les indicaba a sus compañero que yo estaba con él, estos lo dudaron por un momento pero finalmente me dejaron pasar. Le hice un gesto de burla completamente infantil al oficial que quitó la cinta al pasar frente a él, su ceño fruncido y clara irritabilidad le dio fuerza a mi espíritu para seguir viviendo.

- Hola caramelo - Use mi voz más melosa y sonreí de satisfacción al notar como una sonrisa trataba de asomarse entre sus labios apretados y su ceño fruncido.

- ¿Qué haces aquí Elizabeth? 

- Me diste la dirección - digo con inocencia mostrando la nota que había escrito rápidamente  mientras el me hablaba por teléfono. Arrebató el papel de mi manos para arrugarlo y guárdalo en su bolsillo a la vez que, con su otra manos, pasaba las manos por sus ojos cansados.

- No, te dije, muy explícitamente, que necesitaba que te alejaras de este lugar hasta que terminemos la investigación porque no quería que convirtieras esto en una de tu satíricas historias que solo  tu disfrutas y  entorpecieras mi trabajo, como siempre - pongo una mano en mi pecho luciendo indignada.

- Que tus casos sean posteriormente mis historias no es mi culpa, te persiguen los buenos criminales - me encogí de hombros mientras lo veía cerrar sus ojos y tomar una profunda respiración, aproveche el momento para pasar por su lado y entrar al set de donde salían policías y forenses con sus enormes maletines.

Empecé a mirar a mi alrededor, varios escenarios se alzaban frente a mi, pareciera que todo estaba estructurado para simular el interior de una casa antigua. Una sala, una cocina, un comedor y así seguía. Me detuve cuando una gota de agua cayo desde el techo haciéndome desviar la vista.

- ¡MALDITA SEA!, está contaminando mi escena - mire al sujeto que acababa de gritarme alzando las manos y empezando a retroceder, ¿Qué escena del crimen?, si solo era un enorme charco de agua cubriendo el suelo.

Di la vuelta completa tratando de no contaminar su preciosa agua derrama, la cual salía de uno de esos semi-cubos que usaron para formar cada habitación, al estar frente a este puede ver 
 que no eran más que cuatro trozos de cartón levantados formando un cuarto como todos los demás, dentro había un inodoro, un lavabo y claro, como todo baño normal, un tina con un mujer muerta dentro.

Mi vista se encontraba enfocada en ella haciendo que perdiera la noción de lo que se hallaba a mi alrededor. Su labial rojo seguía intacto como si lo hubiese acabado de retocar, su cabello negro con ondas perfectamente elaborabas, su cuerpo acostado en la tina y su vestido blanco, completamente teñido del rojo de su propia sangre, mis ojos repasaban cada detalle una y otra vez. Rose siempre había sido pálida, así que el tono cercano al gris, o mas bien azul, era demasiado notorio en ella. Casi por inercia empecé  acercarme con mi ceño ligeramente fruncido, sin comprender por completo que era lo que había pasado, tenia a mis neuronas trabajando a mil por hora.

PARONIRIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora