The Book of Shadows ••Kookv••

Primero

"Los chicos de la profecía"

Hace muchísimo tiempo atrás existían dos clanes demasiado poderosos y numerosos, todos se postraban ante ellos y quien no lo hacía era cruelmente castigado y conocemos muy bien lo horribles e inhumanos que eran los castigos en la antiguedad, nadie se merecía tal acto de crueldad en su contra sin importar lo que hiciera.

Hoy era una mañana tan cálida como ninguna otra, era una calidez tan amable como el roce del viento en tu rostro, ¿Por qué sería? ¿Pasaría algún acontecimiento importante hoy? Las calles de Corea, más específicamente en Seúl pero en esta época se conocía con otro nombre, nos quedaremos con Seúl para comprenderlo mejor, estaban repletas de personas pero había un espacio que nadie cruzaba o invadía, era una frontera invisible para el clan Jeon y el clan Kim; del lado derecho se encontraban los Kim y del lado izquierdo, los Jeon. Los otros clanes diferentes a estos podían vivir en cualquiera de los dos lugares pero si pertenecían a uno, no podrían cruzar la frontera jamás; esto fue ideado hace mucho tiempo con el pensamiento de que si algún clan cruzaba al otro lado, estaría desafiando al otro y se desencadenaría una gran guerra no deseada.

Había un niño de unos siete u ocho años al lado izquierdo de la frontera, un chico de cabello tan oscuro como el azabache, un negro brillante y lacio, un cabello tan suave y fino como una aguja, un cabello hermoso; el chico tenía ojos café oscuros, brillantes y curiosos como los de cualquier niño inocente, su tez blanca y pulcra, era un niño muy tierno, hermoso y deseado a la vista de personas mayores con una mente asquerosa. El pequeño chico iba a la mano de su madre Sunhee, ambos entrelazando sus dedos pero el pequeño tenía una expresión curiosa, estaban caminando pero él quería cruzar al otro lado aunque no decía nada, sabía de antemano que no era buena idea hacer enojar a su madre por lo que optó quedarse callado.

La madre y el hijo caminaron en silencio hasta llegar a su casa, era pequeña pero cómoda y acogedora, en ella vivía el padre del chico, su madre, su hermano mayor Junghyun, su hermanito pequeño de otro clan, Jimin y finalmente él.

El pequeño e inocente chico se adentró a la casa con un poco de temor de su padre, In-Guk ya que este le había ordenado conseguir algo pero desafortunadamente no pudo hacerlo y su madre fue a buscarlo ya que su padre lo había mandado a llamar.

"Jungkook" Llamó el señor pelinegro azabache como cualquiera del clan a excepción de Jimin "¿Qué te dije que hicieras, hijo?" La voz del señor era ronca y grave, aquella voz asustaba demasiado al pequeño Jungkook quien en este momento se encontraba temblando por la misma "¡Responde" Gritó asustando a todos en la casa y haciendo que el pequeño niño llore, este señor no tenía nada de tacto y eso bien lo sabían todos pero si se metían a defender al pequeño, les iría mucho peor a ellos así que, era mejor evitar; así era cómo pensaban ellos.

El chico lloró ruidosamente pero sabía que debía callarse de inmediato o su padre lo golpearía, sorbió por la nariz antes de poder decir cualquier cosa "D-Dijiste que-que consiguiera p-pa-"

"Jeon Jungkook, déjate de juegos y habla como el hombre que eres" El mencionado vio cómo su padre apretaba con fuerza el puño y decidió que era mejor calmarse.

Respiró profundamente hasta que ya dejó de sollozar y nuevamente volvió a hablar "Padre, me dijo que consiguiera pan para nuestra familia pero-"

In-Guk le dio un manotazo al pequeño y este tuvo que morderse el labio para evitar hacer algún ruido indeseado que molestase a su padre "Sólo te dije que me repitieras qué te mandé a hacer, no te dije que te excusaras" El pequeño Jeon asintió en silencio "Jungkook, te mandé a hacer este trabajo porque no creí que fueses tan incompetente" Los ojitos del muchacho se llenaron de lágrimas pero ninguna cayó, si caían estaba muerto "¿Puedes al menos conseguir agua en el riachuelo que está a unos kilómetros de aquí?" Asintió "Toma una cubeta y vete"