Little Thief - Nanbaka -

Seis

— ¡Yeah! — gritó Mitsuru por el micrófono. — ¡Gracias por esperar! ¡El Evento de Año Nuevo está por empezar!

Los reclusos, 11, 45 y 69 miraron curiosos al locutor de la Prisión.

— ¿Por qué luce tan moribundo? 

— Parece que lo atropelló un camión cinco veces.

— ¿O se habrá estrellado con algo? — terminó Rock, después de los comentarios de Uno y Mitsuki.

Mitsuru, a pesar de lo asco que se veía, siguió explicando el último evento del día, el cual sería un encuentro entre las Alas 4 y 13.

— ¡Espero que nos ofrezcan una batalla ardiente! 

Todo se volvió silencio cuando la Alcaidesa tuvo que hablar.

— Los felicito por haber llegado tan lejos, Funcionarios y Reclusos. — inició la de cabellos azules oscuros con una sonrisa y su voz grave. — Espero que el último encuentro sea emocionante. Obtengan la victoria atacando con todo lo que tengan. — estiró su brazo.— Este es el Evento Principal del Torneo de Año Nuevo. ¡Abrir el barril de Sake! — luego puso su mano en el gran barril que contenía aquel rico licor. 

Terminó de explicar, que el ganador seria el que abriera el barril de Sake Especial de Nanba; Estarán en equipos de tres, opcionalmente, un guardia y dos reclusos -o si querían solo uno-.

— ¿El final será abrir un barril?  — preguntó Jyugo. — Supongo que es propio de Año Nuevo. Nee, ¿Cuál de ustedes irá?  

Con una sonrisa, Jyugo volvió a preguntar, ganándose una patada de Rock y Uno, que lo hizo ir hasta la arena.

— Un guardia, ¿eh? — murmuró Hajime. — Participé el año pasado, esta vez irás tu Yamato.

— Me parece bien. — respondió el nombrado.

Luego de recibir su respuesta, el Supervisor avisó que iba a volver a la sala de fumadores, más el Supervisor del Ala 4, su contrincante, se posó frente a él, exigiendo que éste participara.

— Perdí el año pasado, pero eso no se repetirá. —explicó— Tengamos un duelo justo.

— No quiero.

— ¿Cómo?

— Me desvelé y tengo sueño. — explicó el de cicatriz. — No molestes. Te dije que no quiero y se acabó.

Kenshirou lo pensó un momento, hasta que se le ocurrió algo. 

— ¿¡Puedes decirlo mientras miras a la Alcaidesa a los ojos?! 

Miraron hacia la susodicha, la cual, tenía una mirada que te llevaría al infierno con sus propias manos. Hajime tembló.

— Oye, Yamato. ¿Crees que estoy obligado a participar?

— Si usted lo cree, puede que así sea. — respondió el de venda de Japón.

Sugoroku sudó, no tenía otra opción.

— Pues qué remedio.

— Por fin te animaste.

Allí, Mitsuki solo puedo simplemente mirar como Kenshirou tomaba su pecho con un sonrojo notable; ladeó la cabeza ante esta extraña reacción del mayor. Luego miró al susodicho como si estuviera loco, pues miraba a la nada con una mano en su pecho, venerando a alguna cosa en el aire. Dejó los pensamientos de lado cuando un olor a ceniza llegó a su nariz; conocía bien ese olor.