Parte 2 EL NUEVO ARTISTA

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Jamás se había dado una función de gala comparable. Aquella magnifica función de gala había sido organizada por los directores de la Opera, señores Kim Young Woon y Park Jung Soo, que habían querido dar un verdadero espectáculo con motivo del festejo de aniversario del más grande y reconocido teatro de la ciudad.

Los mejores directores de orquesta ocuparon sucesivamente el atril y dirigieron personalmente la interpretación de sus obras. Tuvieron entre otros intérpretes al gran Zhoumi con su hermosísima voz, al famoso violinista Henry Lau, y fue esa noche que se reveló a toda la ciudad estupefacta y frenética a Lee Sungmin.

El gran triunfo perteneció a Lee Sungmin, que se había hecho oír primero en algunos pasajes de "Romeo y Julieta". ¡Oh, felices fueron aquellos que oyeron a Lee Sungmin en ese papel de Romeo, que admiraron su gracia ingenua, que vibraron con su voz, que sintieron que sus almas se cernían junto con la de él sobre las tumbas de los amantes de Verona: Y, sin embargo, aun eso fue poco al lado de lo que hizo oír en el acto final. ¡Jamás se había visto ni oído cosa parecida!

Ese era el "nuevo artista" que revelaba Lee Sungmin, con gran esplendor y de una grandeza insospechadas.

La sala entera, de pie, frenética y aplaudiendo, como atacada de locura colectiva, había saludado con los mil clamores de su inenarrable emoción a Sungmin, con ojos vidriosos por el sentimiento transmitido y que casi caía en los brazos de sus compañeros por semejante entrega. Hubo que conducirlo a su camerino. Parecía haber exhalado el alma. Un gran crítico de la época fijó el recuerdo inolvidable de aquel minuto maravilloso en una crónica que tituló precisamente "El nuevo artista". Gran artista como era, descubrió que, sencillamente, aquella dulce criatura había llevado aquella noche al escenario de la Opera algo más que su arte, es decir, su corazón. Sus amigos de la Opera sabían que el corazón de Sungmin seguía puro como a los dieciocho año, el mismo critico declaraba que "para comprender lo que había sucedido con Lee, era necesario imaginar que se había enamorado por primera vez... ¿Pues de dónde procedía lo sublime ahora? Si no desciende del cielo en las alas del amor, tendré que pensar asciende del infierno y que Sungmin, hizo un pacto con el diablo".

Entretanto, algunas personas protestaban. ¿Por qué se les había ocultado tanto tiempo semejante tesoro? Lee Sungmin había sido hasta entonces un actor sin chiste al lado de aquel demasiado espléndido material. No hacía falta explicar por qué había opacado al gran actor Heechul. Y el ¿por qué lo ocultaba? Cosa extraña, no se le conocía profesor de canto. Hacía algún tiempo que había declarado que, en adelante, trabajaría solo. Todo eso era muy inexplicable.

El conde Hangeng había asistido, parado en su palco, a aquel delirio y había participado en el con sonoros bravos.

El conde tenía entonces exactamente treinta y un años. Era un apuesto varón. De cara agradable, a pesar de lo duro de la frente. A causa de la muerte del viejo conde Choi, era el jefe de una de las más ilustres y antiguas familias de Francia. Tenía dos hermanas y su hermano Siwon.

Cuando el viejo conde murió, Siwon tenía doce años, y Hangeng se ocupó activamente de su educación. Fue secundado por sus hermanas, y por una vieja tía, viuda de un marino, y que le inspiró al joven Siwon la afición por las cosas del mar. El joven entró a la tripulación y realizó tranquilamente su vuelta al mundo. Gracias a poderosas influencias acababa de ser designado para formar parte de la expedición del "Poseidón". Entretanto, disfrutaba de un permiso, y las damas del noble barrio, al ver a aquel joven apuesto, que parecía como un príncipe, lo compadecían por los duros trabajos que le esperaban.

En aquella época tenía poco más de veintiún años. Y Hangeng mimaba mucho a Siwon. Aprovechaba la licencia del joven para hacerle conocer el París, que aquél ignoraba, en lo que podía ofrecer de placeres lujosos y artísticos. Pues el conde estimaba que a la edad de Siwon tener demasiado juicio no es juicioso. Era un carácter muy bien equilibrado el de Hangeng, ponderado tanto en sus trabajos como en sus placeres. Por eso le llevó consigo a todas partes. Hasta le hizo conocer el foyer de la danza. Se decía que el conde "estaba muy bien" con el actor Heechul. Pero ¡vamos! ¿Se le podía reprochar y acusar de crimen a aquel caballero, que se había mantenido soltero, y que, por consiguiente, tenía muchos ocios y tiempo libre, especialmente después que sus hermanos se habían establecido, buscar pasar una hora o dos, en compañía que, evidentemente no era muy espiritual, pero que poseía el rostro más bello del mundo?

El Fantasma de ÓperaWhere stories live. Discover now