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Jungkook había escuchado la conversación entre Lucas y Namjoon. Aún sospechaba del pelinegro pero ya no había vuelta atrás. No le quedaba más que confiar en el amor que el tipo  profesaba por su amigo, sobre todo porque Jungkook ahora tenia su propia misión. 

Debía escapar de ahí pronto.

Estaba muy consciente de que habían pasado casi tres meses desde la llamada de Jin y ningún contacto o movimiento por parte de ninguno de los dos bandos le daba indicio de los planes que se podían estar llevando acabo ahora. Ni siquiera de Siwon que seguramente le había indicado a los demás que no se contactaran mucho con ellos en China porque el mayor sabia sobre un supuesto infiltrado. Sin embargo, Jungkook tenia otra teoría. Siwon quería evitar que Jungkook revelara el secreto sobre el verdadero estado de Seokjin, cosa en la que el menor podía coincidir un poco. Mientras menos personas supieran más seguro sería mantener a su novio pero él también debía hacer de las suyas y sabia que el ex jefe de la policía no lo quería en sus planes, así que debía actuar.

- Ya está todo listo...- La voz que le habló desde la entrada de su habitación lo hizo sobresaltarse pero al instante se recuperó para asentir seriamente.- Partimos esta noche.- 

- ¿El infiltrado de Jennie lo consiguió?.-

- Me dijo que en menos de un día estaríamos con ella.-

Jungkook miró seriamente al sujeto que estaba en la puerta y que permanecía igual de serio que él.

- Espero que estés consciente de lo que estas haciendo...Jackson.-

El aludido lo miró fijamente para después replicar con el mismo tono de voz severo.

-Espero lo mismo de ti...Jungkook. 

Para cuando dio la noche, ninguna alarma se activó, nadie se dio cuenta y tampoco nadie se cuestionó nada de lo que pasaba. Fue así, como si solo hubiese sido un fantasma todo ese tiempo cuando Jungkook desapareció de aquella base en China junto al que ahora sería su único aliado hacia una causa desconocida que todos se cuestionarían, sobre todo Namjoon, cuando a la mañana siguiente se diera cuenta que el amigo que juró proteger ahora se había marchado.

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Seokjin miraba hacia esa habitación monótona en la que ahora se encontraba después de que la mayoría de sus heridas estuvieran bien recuperadas. Ya podía caminar por el lugar sin problema y solo con pequeñas molestias. Lo que más le estorbaba era la actitud sobreprotectora de su tío hasta el punto de bloquearle cualquier comunicación con el exterior que le permitiera salir del lugar y volver de una vez a encargarse de lo que le correspondía. Acabar con el bastardo de su padre y todo sus seguidores. El mayor problema era la ignorancia en la que estaban sus amigos así como lo pudo comprobar en Jungkook también acerca de su estado actual, por lo que suponía que su tío lo estaba apartando de la acción en caso de que las cosas no terminaran bien. 

Había dejado de recibir ataques como la última vez que lo rescataron de emergencia de la clínica, cuando se enteraron con poco tiempo de que Jennie personalmente iba a acabar con su vida. Sabiendo el peligro que suponía el enemigo y el conocimiento de que seguía vivo, ya no había marcha atrás. No podía descuidarse. 

Había sido cuidadoso de observar cuantos guardias lo vigilaban así como las oportunidades de escaparse de ese lugar. Ya no podía quedarse de brazos cruzados sin saber nada de lo que pasaba afuera, sobre todo ante la posibilidad de que sus amigos y sobre todo su novio estuvieran en peligro. Nació en él una convicción acérrima desde que estuvo cerca de la muerte, ya no temía, por el contario, sabia que debía ganar o al menos dar lo mejor de él para lograrlo. Tenia que vivir y sobre todo disculparse con Jungkook por todo. Recordarle que lo amaba y que quería vivir todo lo que les quedara de vida juntos. No importaba nada más que eso. Estaba dispuesto a amar a ese hombre con todo lo que le quedara y nada en el mundo podría evitar que estuvieran juntos nuevamente, hasta la muerte se había arrodillado ante su convicción y ya no tenia nada que perder. 

Seokjin salió de sus cavilaciones interiores para notar el reloj que marcaba justo a las ocho de la tarde. Entrecerró sus ojos sabiendo lo que debía hacer. El doctor vendría a revisar su estado de salud como cada día. Ahí estaba su oportunidad de actuar. 

Como si de una invocación se tratara, ingresó por la puerta un hombre un poco barbudo, de entrada edad con una amplia sonrisa que el contario le devolvió casi de manera inmediata.

- ¿Cómo se siente señor Kim?.- interrogó con parsimonia mientras veía unos papeles del paciente con algo de dificultad intentando ajustar sus lentes. 

- Estoy mejor doctor. Gracias por darse el tiempo de desviarse todos los días solo para atenderme.- respondió de manera amable Seokjin mientras veía con más atención de la que debía el bolsillo de la bata del hombre. 

Este como siempre le revisó las heridas y también lo hizo realizar pequeños movimientos para verificar que nada estuviera mal. Fue en uno de estos que Seokjin fingió perder el equilibrio y cargar el buen peso que ya había podido recuperar en ese tiempo sobre el doctor que parecía ser más menudo y bajo en estatura. Ambos perdieron por unos momentos el equilibrio y Seokjin tomó esa oportunidad para revisar en el bolsillo del hombre solo por unos segundos mientras fingía ayudarlo a recuperar el equilibrio. El doctor algo conmocionado ajustó sus lentes ya estabilizado y con una sonrisa habló algo nervioso. 

- Usted tiene más energía de la que parece joven Kim.-

- Lo lamento doctor, solo estoy emocionado porque me puedan dar de alta pronto.- 

El hombre al instante cambió su semblante a uno más serio para carraspear e ignorar esas ultimas palabras para luego cambiar el tema de golpe y dar un par de recomendaciones antes de marcharse. Seokjin asintió a cada una de ellas con una pequeña sonrisa que no llegaba a sus ojos, más al pensar que su tío había dado indicaciones al doctor sobre dejarlo el mayor tiempo posible encerrado en ese lugar.

Cuando el hombre mayor abandonó la habitación deseándole una buena recuperación, Seokjin sonrió de verdad esa vez viendo el celular que había obtenido en sus manos. Para un jefe tan estricto como él, era natural saberse la agenda completa de números telefónicos de la gente que conocía. 

Estaba listo para hacer unas llamadas importantes e irse de una vez de ese lugar.



Dulce Secreto🗝 (Nammin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora