Capítulo 10

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La casa de Roger estaba realmente sola, Tom entro en la cocina y se sirvió un vaso de agua, me ofreció beber del mismo vaso pero lo rechace, aquí estaba tan solo que nada más podía escuchar las gotas de agua que caían del grifo y golpeaban la tarja de acero inoxidable, una detrás de la otra, siempre con el mismo ruido, amén de los grandes tragos de agua que Tom daba con rapidez mientras me miraba de soslayo.

-Perdón.- musito cuando dejo el vaso sobre la barra, posicionando su dedo meñique debajo del vaso de vidrio, de modo que no hiciera ruido al dejarlo sobre el mármol de la barra, era algo irónico, porque no había nadie que pudiese escucharlo, ni siquiera importaba.

-No pasa nada.

-¿Vamos?- Inquirió pasándose la manga de la chaqueta sobre los labios húmedos.

-Te sigo.- conteste, dándome cuenta que yo también estaba actuando muy silenciosa.

Salimos de la cocina para subir las escaleras y estaba segura que entraríamos a la habitación de Roger, pero en lugar de eso entramos a una diferente, más sencilla, parecía a todas luces una habitación para visitas, quizás era mejor. Tom cerró la puerta con seguro detrás de nosotros y caminamos despacio hasta quedarnos parados frente a la cama, Tom estaba ligeramente sonrosado y si el que era guapísimo se veía así, significaba que yo me veía completamente roja, tan poco atractiva y chistosa. El carraspeo y dio solo un paso para estirar su brazo y tocar uno de los tirantes de mi mochila, yo me la saque y se la entregue, entonces el la dejo sobre una silla que estaba a un lado de una mesita.

-¿Qué quieres hacer?- pregunto Tom, rodando los ojos y batallando para mirarme directamente, a mi también me costaba trabajo encontrar la forma para mirarlo directamente a los ojos. Me encogí de hombros.- ¿Hay algo que quieras o necesites hacer para sentirte más cómoda?

-Creo que estoy bien.- dije retrocediendo para sentarme en el borde de la cama, aunque aún así me quede pensando, si había algo que tuviera que hacer, pero me había rasurado, me puse perfume, use crema humectante, desodorante, elegí la ropa interior más bonita que tenía y por supuesto me había dado un baño y me cepille los dientes prácticamente antes de que el llegara a recogerme.- Estoy

Bien .- agregue y me sobe las piernas, me agradaba la sensación de las medias de seda.- ¿Tu? Es decir ¿tienes algo que hacer para sentirte cómodo?- Tom comenzó a pensar y se mordió el labio inferior mientras lo hacía, luego se palpo el bolsillo del pantalón y saco un paquete, eran condones, los arrojo sobre la cama con tanto desdén que incluso sentí una subida rápida de calor que me hizo abochornarme.

-Creo que tomare otra ducha.- asentí y él se dirigió lentamente al cuarto de baño y yo me quede sentada en la cama, mirando la habitación, pensando si era buena idea desvestirme ahora, si era mejor esperar, pensaba en muchas cosas, me avergonzaba mostrarle todo mi cuerpo, completamente desnudo, me avergonzaba no saber qué hacer, me ponía nerviosa solo de pensar en el cuerpo de Tom, todo este tiempo el había sido tan atento conmigo y yo ni siquiera había visto, no lo había visto. Pensé tantas tonterías y al final lo único que pude quitarme de encima fueron los zapatos.

La regadera dejo de escucharse y casi enseguida sentí que un escalofrió mi recorrió el cuerpo. Una parte de mi quería que Tom saliera ya y la otra prefería que se tardara todo lo que pudiese ahí dentro.

Cuando por fin salió, llevaba puesta una bata de baño color amarillo pastel y le quedaba algo corta, se veía algo chistosa, sus piernas estaban largas y delgadas, pero torneadas y con los músculos marcados por el deporte, estaban cubiertas por bellos rubios y sus pies eran largos, encaramaba un poco los dedos, rozándolos con la alfombra.

When we were youngDonde viven las historias. Descúbrelo ahora