Capítulo 17

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 Unas cuantas semanas pasaron mientras esperábamos alguna respuesta que nos diera alguna pista de lo que nos deparaba el futuro y a pesar de que Tom todavía parecía muy emocionado o en momentos hasta molesto y estresado por tratar de conseguir un beca, tratábamos de relajarnos y no pensar tanto o en caso de que el tema fuese abordado por  alguno de nosotros o un tercero y nos bombardearan con preguntas, nos limitábamos a contestar con respuestas simples y que terminaban por aburrir a quienes de pronto trataban de sembrar en nosotros la semilla de la duda. Se atravesaron los días de descanso que se te otorgaban por semana santa y conocí a los abuelos de Tom, incluso me invitaron a pasar un fin de semana en su casa de campo que estaba a orillas de un lago. Mis padres obviamente no me lo permitieron pero en cambio me dejaron pasar una noche en casa de Chas, nunca había pasado una noche en un lugar que no fuera mi casa, claro que las visitas a la universidad no contaban, no habían tenido otra opción.

Chas y Patrick estaban en la misma situación que Tom y yo, De hecho tanto Patrick como Benedict habían aplicado para la universidad de Manchester y aunque no había comparación con la distancia que nos separaría a Tom y a mi si yo terminaba siendo aceptada únicamente en Yale o si simplemente decidía que no quería estudiar en Cambridge junto a Tom, Chas se sentía muy triste, pero se torturaba pensando en ello todo el tiempo y no podía evitar sentirme tan deprimida y ofuscada como ella, la pijamada se había tornado una reunión de llanto y pañuelos sucios.

Cuando el fin de semana se acabó, solo un poco antes de que las clases iniciaran y sabiendo que Tom había llegado a su casa, tome mi bicicleta y me pedalee con rapidez hasta llegar a su casa, saludando por compromiso y con efervescencia a su familia, me metí en su casa como si nunca hubiera sentido pena de entrar, subí las escaleras y lo encontré dejando las maletas de sus hermanas en sus respectivas habitaciones.

Me sonrió y yo salte a sus brazos, haciéndolo caer de un sentón sobre la alfombra fucsia de su hermana. Lo bese en los labios mientras él seguía perplejo, tenía las mejillas sonrosadas, como si hubiese sido besado por el sol al olvidarse de su bloqueador, llevaba los risos revueltos y hechos un completo desastre, también olía a un poco de sudor y a que había estado nadando, me devolvió el beso y pronto note una mirada de incomodidad de su parte, pero no iba dirigida a mí.

La cara se le puso toda roja y pronto busco incorporarse mientras yo buscaba la persona hacia quien iba dirigida.

-He dejado la maleta.- farfullo Tom con nerviosismo mientras su hermana mayor se aguantaba la risa.

-Hola.- musite yo, acomodándome el cabello y sentándome con más gracia sobre la alfombra, el comenzó a levantarse y cuando ya se había puesto bien de pie, altísimo como era el, me ofreció la mano para que me levantara también.

Y entonces salimos con la cola entre las patas, con los ojos de Tom escudriñando el lugar, su madre y sus abuelos seguían en la planta baja, mientras se escuchaba como su madre comenzaba a ofrecerles algo de comer, su hermana mayor volvió a bajar y se encontró con la menor en el camino, la tomo de la mano, le cuchicheo algo y se dio volvieron a la planta baja.

Tom suspiro pesaroso y sus hombros cayeron relajados, pareció un gatito que había perdido la agudeza de sus sentidos porque ahora se sentía más en confianza. Me tomo de la mano y me arrastro su habitación, con las paredes pintadas de azul y los muebles en color chocolate, había en ella muchos rastros de su infancia, figuras de acción, dinosaurios y esqueletos de estos armados con sumo cuidado, un poster de Superman en la parte superior de su cama y en el techo unas pegatinas en forma de estrellas que seguro brillaban en la oscuridad.

When we were youngDonde viven las historias. Descúbrelo ahora