Capítulo 2

208 24 61
                                    

Los nervios me tenían con las manos sudorosas y con mi cara metida en mi vaso, viendo los hielos moverse mientras me temblaban las manos y mientras ellos seguían a Tom con la mirada aproveche para escabullirme a los jardines del hotel, estaba fresco y mi suéter ligero no alcanzaba a quitarme el sueño.
De todas las cosas que creí que podrían pasar en este viaje definitivamente está no era una de ellas, me pregunte ¿Que hacía aquí? ¿Que habría pensado de mi al verme? ¿Se sentiría decepcionado de mi apariencia? No podía evitarlo, esto me recordaba a cuando fuimos jóvenes.

-¿Quieres un cigarrillo?- no me habría sentido tan helada nisiquiera aunque estuviese desnuda, nunca, hasta ahora que escuchaba su voz de terciopelo. Sonaba mejor ahora, porque su voz estaba más ronca.

-S...si.- contesté mientras mi voz temblorosa siseaba.

-¿Que ha sido de tu vida?- pregunto si decir nada más mientras buscaba algo en el bolsillo escondido de su saco azul.

-Tengo un doctorado en historia.-dije y me sentí avergonzada porque quizás mi vida era tan aburrida como la de cualquiera otro ahí dentro.- Me case y tengo dos hijos, Jules y Xavier Waldorf.

-Que bonito apellido.-me pareció un comentario algo hostil, pero me guarde mis reproches.- yo no me he casado, tampoco tengo hijos.

-Lo sé.- me arrepentí enseguida de haberlo dicho, ahora era obvio que le había seguido la pista, el solo asintió.

-Recuerdo que no te gustaban estás cosas.- menciono mientras sacaba una cigarrera y me la ponía lo bastante cerca como para alcanzar uno de los cigarros.

-A mi si me gustan, pero no tengo la habilidad que tienen las personas como Chas de entablar amistad o conversación con cada alma del recinto, o el talento de atraer las miradas de todos cuando entro, embelesados por la luz que uno mismo despide.- farfulle mientras sostenía el cigarrillo con los labios y y este temblaba, su mano se acercó, mucho más segura que las mías y me ofreció fuego. Casi no podía encenderlo, estaba muy nerviosa.

- ¿Y tú?- susurro.

-¿Yo que?-mencione a secas y a él se le salió una carcajada, ahogada y elegante.

-No has cambiado nada.- fruncí el ceño pero aún sin poder mirarlo a la cara. Había comenzado a fumar y solo por obra de un milagro conseguí hacerlo sin ahogarme y toser.

-No se a que te refieres.- me encogí de hombros y eche un rápido vistazo a la gente de adentro.

- A que eres muy tímida pero, hay una guerrera dentro de ti, no me has dejado terminar la pregunta pero tú ya me has contestado con otra... Es raro.

-¿Yo que?- volví a preguntar.

-¿Estabas embelesada?- su perfume era aun más potente que el olor del cigarro, no me dejaba pensar con claridad

-¿Por ti?- resople.- ¿Que es raro?- espete mientras intentaba disimular el Vaivén alocado de mi pecho.

-Nunca dije que por mi, tu sola lo has asumido, lo que es raro es que esto, me parece tan familiar, me recuerda dos cosas al mismo tiempo ¿A ti?- El tampoco me miraba directamente, probablemente leía mi lenguaje corporal, llevaba las manos en su pantalón, como lo hacía siempre, parece que algunas cosas no cambiaban.

-Bueno, decoraron el salón como nuestro baile de graduación...- agregue, como si no supiera perfectamente de lo que hablaba.

-¿Enserio? No recuerdo eso... No fuiste conmigo.-susurro en un tono más apagado.

-Invitaste a otra.- dije para defender mi honor.

-Me lánzate un reloj en la cara.- menciono mientras se reía y yo me mordía un labio recordando aquella ocasión.- siguió riéndose.

When we were youngDonde viven las historias. Descúbrelo ahora