Fantasía en realidad

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Nuevamente se encontraban los cinco tiburones más populares terminando de grabar un episodio de Shark tank.

Habían terminado hasta tarde, y la noche había arribado gustosa.

—¡Acabamos! —Vociferó alguien de producción y la dicha inundó el lugar.

Los cinco empresarios se levantaron de sus usuales asientos en el set y caminaron hacia el backstage.

—¿Tienen algo que hacer ahorita saliendo? —Preguntó Arturo con un plan entre manos.

—Realmente no, ¿por? —Contestó Rodrigo mirando a los presentes, en busca de más respuestas.

—Solo cenar algo y dormir —dijo Marcus—. ¿Tienes algo en mente?

—¿Qué les parece si vamos a cenar a un bar?

—¡Estoy dentro! —Exclamó Carlos sonriendo.

—Ay, no, no, yo me levanto muy temprano, mi Arthur —respondió Patricia, divisando una terrible mañana si aceptaba esa propuesta.

—¡Ándale, Paty! ¡Carlos ya dijo que sí, no nos dejes solitos! —Rogó haciendo un ligero puchero y abrazando a la mujer, haciéndola reír.

—¡No me empujes! —Ordenó entre carcajadas cuando Arturo comenzó a balancearse de un lado a otro con ella en brazos.

—Pos si no vas, capaz que te tiro, eh.

—¡No, no, no! —Gritó con una combinación de alegría y miedo en su voz—. ¡Sí voy, sí voy! ¡Ya!

—¡Eso mi Paty! —Finalizó orgulloso de haber logrado su cometido y se separó de la mujer.

—Se pasa... —Le murmuró la fémina al bonachón de Bremer.

—¿Qué dicen, mis chavos? —Se dirigió a Herrera y Dantus.

—Yo con gusto voy, solamente debo avisarle a mi mujer —dijo Marcus apartándose un poco del ruido y sacando su celular.

—Marcus Avisus —rió Carlos.

—¡Vientos, Marcus! —Festejó Arturo y caminó unos cuantos pasos más cerca de Rodrigo—. ¿Tú qué dices, Rodriguito?

—No lo sé... —Comentó haciendo un par de muecas en señal de que lo estaba considerando pero no estaba seguro.

—Venga, güey. La noche es joven —insistió, golpeando ligeramente el hombro ajeno.

Rodrigo formó una divertida sonrisa en su rostro, mientras rodaba los ojos y dijo—: está bien... Pero solo por un rato.

—¡'Ámonos! —Exclamó feliz, tomando su abrigo y encaminándose hacia el elevador.

Los demás se limitaron a sonreír ante el espíritu tan jovial que tenía su amigo.

Todos se dirigieron hacia un bar llamado "La carreta" y dejaron sus autos en el valet parking del lugar.

Entraron al establecimiento y rápidamente fueron atendidos, obteniendo una mesa.

Comieron con gozo, platicando en lo que sus paladares disfrutaban cada bocado de sus platillos.

Finalmente, todos terminaron de cenar y pasaron al tiempo de las bebidas. Iniciando con fuerza con varios shots y compitiendo por ver quien lograba terminar la noche de la mejor manera.

Las cosas se calmaron después de una hora y los cinco parecían más decaídos.

—Rodrigo, vas—indicó Paty, empujando el último shot de la mesa hacia el nombrado—. El último.

I   n e e d   y o u   [Artrigo] |Shark tank México|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora