Arturo acomodó su camioneta en el primer lugar que vio en el estacionamiento y retiró las llaves, apagando el vehículo.
Recargó su cabeza en el volante y comenzó a sonreír tontamente al recordar la noche anterior con Rodrigo.
Por dentro se sentía cual adolescente emocionado, como si fuegos artificiales estallaran en su pecho.
Estaba feliz de haber podido confesarle sus sentimientos al menor, había soñado incontables veces con hacerlo y por fin se había atrevido.
La relación entre el castaño y él estaba cambiando para bien, y no podía esperar un segundo más para llegar a ese mágico momento en el que Rodrigo le correspondiera.
Alzó la mirada e intentó ocultar su gigantesca sonrisa, fallando en el intento y saliendo del auto.
Por otro lado, dentro de la pequeña salita de los tiburones. Dos platicaban animadamente y otro se encontraba totalmente perdido en su celular.
Rodrigo abrió la conversación de WhatsApp que inició el día anterior justo después de haber llegado a su casa.
Completamente desesperado le había mandado un mensaje a la productora del programa, Kiren Miret. Con el propósito de informarle que no se encontraba bien de salud, cosa totalmente falsa.
Realmente, lo único que deseaba era huir del conflicto que se le había presentado con Arturo, jamás se imaginó que el mayor guardara ese tipo de sentimientos hacia él y no sabía que hacer al respecto. Así que prefería evitarlo lo más posible, aunque esta acción resultara contraproducente.
Obviamente, Kiren amablemente contestó que podía hablar con el resto de la producción y el equipo para cancelar la grabación del día siguiente sin ningún problema. Y ahí fue cuando el sentido de compromiso de Rodrigo le obligó a responder que no lo hiciera, que probablemente no era nada grave.
No podía comprometer a todas esas personas que ponían su esfuerzo y empeño en sacar adelante el programa solo por un simple capricho suyo. Su convicción debía ser igual de fuerte que la de los demás, se había comprometido a ello y no podía defraudarlos.
—Buenos días —saludó Arturo, llamando la atención de los presentes.
—Hola, compadre —devolvió Patricia, mientras que Carlos saludaba con la mano.
El más alto cruzó miradas rápidamente con el hombre al lado de Carlos.
—¿Qué tanto platican?
—Les contaba sobre un proyecto que estaba planeando hacer para intentar apoyar a una de las comunidades más marginadas del país que son los Lacandones, pero Rodrigo está viendo algo mucho más interesante en su celular —explicó con cierta guasa.
—No estoy perdiendo el tiempo, Paty —aclaró, mirándola mal.
—Uy, perdón.
—Ya no te enojes que se te van a bajar los electrolitos —bromeó Carlos, sacándole una risa a los presentes.
El día transcurrió normalmente. Las grabaciones se dieron de manera fluida y todos parecían tener buena actitud.
Arturo pocas veces le dirigió la palabra a Rodrigo en el set, y ni lo volteó a ver en el backstage. Aquello alivió de gran manera al más bajo, quien seguía reacio a afrontar el suceso entre ambos.
La noche llegó y las ganas de ir a pasar el rato golpearon a los tiburones.
—Oye, ¿estás ocupado? -Le preguntó el tío Charly a Rodrigo.
—¿Por?
—¿Quieres ir a cenar con Patricia y conmigo?
—¿Qué hay de Arturo y Marcus?
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I n e e d y o u [Artrigo] |Shark tank México|
FanfictionDesde que sus pupilas se fijaron en el delicado semblante de aquel hermoso hombre, jamás pudo apartar la mirada. Estaba obsesionado.