Uzumaki Naruto un chico que sueña con ser ninja y lograr ser hokage
¿lo lograra?
Conose a una persona que considera como su padre o ¿madre? pero no todo es lindo, una prueba donde su resultado no salio como esperaba
-¿omega?-
Recapitulemos cómo es que, de pasar el día sin descanso y un intenso malestar a estar en los brazos de alfa más apuesto que allá visto.
Esa mañana, se levantó de una manera para nada satisfactoria, un dolor horrible en su vientre hizo que reaccionara de su sueño. Pensó simplemente que era un dolor estomacal relacionado a sobrepasarse las horas de comer, su oficio como maestro en ratos se lo impedía.
Se levantó tomando algo para aliviar el dolor, la mañana parecía estar normal, sin decir que aún seguía preocupado por como fue el rumbo de los exámenes chunin. Soltó una pequeña risa al recordar la manera vergonzosa con la que Naruto ganó su encuentro.
— Solo a Naruto se le ocurriría tal forma—sus ojos negros viajaron al hermoso cielo azulado, sonriendo con cariño a la imagen del rubio en su cabeza
Camino apresurado al ver qué llegaría tarde a sus deberes como ninja, si eso implicaba el registro de documentos en misiones, si, ese era su trabajo del día de hoy.
Cómo siempre iruka era saludado por una pequeña anciana que curiosamente, casi todo el tiempo que pasaba se encontraba barriendo fuera de su hogar, la anciana en palabras del castaño era un amor.
— ¡Ho iruka-chan! —llamo la atención la ancianita mientras dejaba de barrer
— Meri-san buenos días—amablemente se acercó a saludarla
— ¿Cómo has estado pequeño? Te veo un poco cansado—pregunto al ver el rostro cansado y las apenas notables ojeras en los hermosos hijos ajenos
— Estoy bien Meri-san, es solo que el trabajo está un poco pesado hoy en dia—sonrió para tratar tranquilizarla
— Ya veo, ya veo, Por cierto espera acá cariño— la pequeña anciana entro a su casa para después de unos minutos salir con una pequeña bolsita en tres sus manos— Toma cariño, es para ti, te ayudará a aliviar tu dolor—le sonrió
Espera, ¿Cómo supo del dolor?.
— Puedo leer la mente cariño—el castaño se sorprendió, haciendo que la ancianita se riera— Es broma, es broma, es una corazonada, así que asegúrate de tomarlo después—
El chico asintió— Gracias Meri-san, pero tengo que irme se me hace tarde—le sonrió amablemente para luego despedirse
Corrió para después llegar a la oficina donde una pila enorme le esperaba para ser firmados, suspiro para tomar la tarea de revisar uno por uno.
Sería un día largo.
— ¡Dios mío!—exclamo la anciana al ver qué de había equivocado de sobre— Ese era para otra persona, espero que iruka-chan no le pase nada—
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
— Vamos iruka-san, puedes hacerme ese favor—suplicaba una joven de cabellera castaña
El Umino suspiro de nuevo, ¿Cuantas veces lo había echo en el día?, Ni siquiera lo sabía perdió la cuenta de cuántos suspiros dio.