Uzumaki Naruto un chico que sueña con ser ninja y lograr ser hokage
¿lo lograra?
Conose a una persona que considera como su padre o ¿madre? pero no todo es lindo, una prueba donde su resultado no salio como esperaba
-¿omega?-
Caminaba por la aldea buscando al viejo pervertido, notando el maravilloso apodo que le asignó, suspiro frustrado al no encontrar ninguna pista.
— ¿En donde se metió?—checo ambos lados dr si en un ameno intento de encontrarlo
Siguió corriendo por el camino hasta parara al escuchar un grito, se detuvo al ver al viejo parlotear con una civil, su cara era de decepción pura.
— ¿Es que estaba pensando?, es patético, es aún más pervertido que mi entrenador anterior pero no tengo mucho opción—desganado se acercó al mayor— Así que. Ya a estado aquí antes—
— ¿De nuevo tú?—volteo a verlo
— ¡Me sorprende que no lo hallan metido en cintura viejo pervertido!—
— ¡Shh! Me gustaría que dejaras de usar la palabra pervertido—susurro
— ¡Así, entonces dígame qué opina de la palabra payaso por qué eso es lo que es! ¡Un payaso! ¡Primero me topo con un pervertido del clóset! ¿Y ahora? ¡Agh por qué no tengo un entrenador que- Haaa!—Jiraya con un sola mano lo levanto
— ¡Ya vasta con eso ¿quieres?!—lo arrojó en una vasija enorme donde lo encerró— Está bien niño, puedes entrenar ahí por un rato—
Jiraiya se fue de ahí riendo, mientras que Naruto trataba desesperadamente salir de la vasija, pero de una u otra manera logro romperla, el aldeano que antes miraba debía escalofríos al ver qué por el humo, salía el rubio echo una furia juraba ver sus cabellos ondearce.
— ¡Juro que le daré un buen golpe!—colérico salió dando grandes zancadas
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— Haa~ Lo que daría por unos minutos con una joven y bonita muchaha—exhalo el humo de su pipa mirando el cielo
Con cara de estúpido se imagino entre las nubes las figuras extravagantes de mujeres desnudas, mientras estás le coqueteaban, soltó una risa boba, para luego esquivar unas shuriken que salieron de la nada.
— ¡No podrá zafare de mi tan fácilmente!—salto de árbol para buscar detrás de la coraza de una, encontrando a un extraño tanuki— ¡Ho! Que astuto, un jutsu de sustitución no está mal ¿Verdad amigo?—corrió a otra dirección
— Eso estuvo cerca—suspiro, volviendo a su forma original— Que sabandija, el deberá ser mucho más inteligente para superar al sabio de la montaña del sapo—
— O si ¿Que tal lo hago ahora?—salio detrás del tronco caído
— ¡No mames!—esquivo el golpe que fue mandado por el rubio— ¡¿Pero que haces mocoso?!—
— ¡Me la debe por encerrarme!—
Poco después, con un chichón en su cabeza, sentados en una pequeña colina ambos ahora tranquilos, Jiraya decidió no subestimar al enano rubio.