||34||

5.7K 454 109
                                    

Caminaba sin rumbo alguno, después de dejar al pequeño rubio en manos del amigo de cabeza de piña, decidió irse caminando sin destino alguno, sentía su corazón doler como un estrujón a dicho órgano, sabía que no tenía derecho de monopolizarlo, no después de lo que sucedió.

Sonrió con tristeza.

Llegó a un pequeño lago sentándose a orilla de este, el cielo se encontraba pintado de matices azules y negros dando la entrada a la noche, supuso era tarde y supuso que el pequeño ya estaría bajo el techo de su hogar.

— Es una bella moche—tomo sus rodillas mientras recostaba su cabeza en estas— ¿No lo crees Mië-san?—

La de cabellos como la noche escucho el ruido de algo callendo, dejando al descubierto a la chica de cabellos rojos, con una cara de vergüenza al ser descubierta, la alfa río con ternura al ver qué la más baja intentaba dar escusas, unas tantas fuera de lo común.

— Lamento eso, no era mi intención espiarla—con una reverencia trato de irse— Me iré para no incomodarla—

— Espera—saori palmeó a su lado insitandola a qué la acompañe— ven, el paisaje está muy bello, sería un desperdicio verla sola—

Mië un tanto desconfiada se sentó a su lado viendo lo hermoso que se reflejaba el lago con la luna sobre el, era simplemente mágico, una sonrisa surco sus labios, ligeramente, pero ahí estaba.

— Veo que te gusta—la chica respingo— tranquila, no tienes que estar tan rígida, no aré nada—

La pelirroja suspiro— Es realmente hermoso—hablo con timidez tratando de entablar una conversación, no era muy social que digamos

— Es cierto, pero dime ¿Que haces por estos rumbos sola?—pregunto con curiosidad

— Estaba por irme con mis compañeras pero me vi interrumpida al ver qué las perdí de vista por un rato y pues, creo que me perdí—admitio avergonzada después de todo era de Konoha y aún así se perdía como niña pequeña

Saori temblaba y trataba de no reírse pero fue en vano ya que soltó una gran carcajada, la de heterocromia la vio ofendida— Lo siento, lo siento, es solo que es tierno y da un poco de risa a la vez—limpiaba la pequeña lágrima que salió de sus ojos

— Pues es bueno saber que puede reir—La alfa se tenso— Aveces tener una sonrisa no siempre anuncia que la persona lo sienta—

El silencio inundó a las dos, Saori pensando en como la chica a su lado descubrió algo que, ni siquiera sus compañeras sabían, y si, no siempre que tengas una sonrisa significa que de verdad estás feliz y ella lo sabía más que nadie.

— Eres rara—confezo la azabache— Pero ¿Sabes algo? Creo que deje de sentir una verdadera sonrisa al perder a alguien querido—suspiro— ¿escucharías una historia triste de está alma sin razón?—

La chica asintió con seriedad pero un brillo de confianza en sus ojos— Si eso hace que Saori-san sea feliz, por mi está bien—

— De verdad que eres rara—le regalo una sonrisa para luego ponerse sería mientras veía el lago— La historia que te contaré paso hace mucho tiempo, donde aún era ingenua sobre lo feliz que podría ser la vida—

***

Una pequeña niña de cabellos cortos corría mientras una enorme sonrisa se asomaba en su rostro, llevaba con sigo una pequeño ramo de margaritas amarillas, ansiosa de ver a su pequeño amigo.

— ¡Llegaré tarde!—corrio hasta que a lo lejos vio la hermosa cabellera de su amigo apresuro sus pasos hasta llegar a el— ¡Lamento la tardanza Naru-chan pero es que ni-san no dejaba que viniera!—se disculpo tratando de recuperar el aire perdido

||¿Omega?||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora