Capitulo I: tu mensaje.

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El misterio... el misterio era la descripción perfecta que posiciona la vida de Antoinette y de todo ser humano, no sabemos cuándo ni cómo exactamente llegamos a este planeta, aunque las bases de nuestras creencias nos den una idea, tampoco sabemos aún a dónde vamos o cómo terminara el rumbo de nuestro destino, aun así, el ser humano tiene como salvación a la curiosidad la cual es la que aviva el fuego de la esperanza, es la misma que deja atrás al misterio. La esperanza, por otro lado, se halla en cada ser existente con capacidad de racionar sea cual sea nuestras creencias, ideologías o filosofías en ellas, siempre se va a hallar la necesidad de esperanza para subsistir.

A sus 17 años Antoinette tenía en claro que esto siempre era lo que iba a propagar su mente...la vida seguía siendo un completo misterio desde la desaparición de su padre hasta el enigma de su regalo preferido de cumpleaños el cual provenía de un desconocido que sin falta alguna cada año le regalaba una abalorio para que coleccionase en su pulsera , y aun teniendo tantos misterios ocultos en su vida, ella seguía teniendo la esperanza de que algún día podría descubrir cada rompecabezas sin armar que se establecía en su mente, pero lo que nadie puede deducir y mucho menos Antoinette es que la curiosidad no mata al gato si no que lo hace menos ignorante y lo llena de varias sorpresas...

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Italia, Verona; fecha desconocida

Tres golpes en la puerta logran despertarme de mi sueño.

—Antoinette Chiara Stuart son las siete y media, el bus te va a dejar, ¡¿qué es lo que andas haciendo?! —oigo decir a mi madre un poco desesperada.

—mierda —logró decir en voz baja mirando el reloj— ya voy, ya voy estaba alistando mi maleta —miento.

—date prisa, ya se te está haciendo tarde.

Oigo cómo se separa de la puerta y no obstante me dispongo a cambiarme la ropa, no veía el problema de no bañarme lo había hecho la noche anterior así que me visto lo más rápido posible con el uniforme de mi instituto el cual constaba de una falda que según las normas escolares tendría que ir dos dedos debajo de la rodilla, norma que casi ninguna chica cumplía, una camisa manga larga con corbata del mismo color que mi falda y el bléiser con el símbolo bordado del instituto.

Luego de fijarme que todo estuviera en m mochila salgo de mi habitación ya vestida.

—¿te vas a ir sin comer? —dice mi madre detrás de la isla aun con sus ojos en un portafolio, al parecer le habían asignado un nuevo caso, y como una de las mejores abogadas de Verona definitivamente le habrían asignado un caso muy complicado.

—¿Qué es eso un nuevo divorcio que arreglar? —omito su pregunta molestándola, aun sabiendo que mi madre no era una principiante para encargarse de ese tipo de casos— que acaso ya te aburriste de investigar crímenes junto a Lucas.

—si ja, ja, búrlate todo lo que quieras, si lo que veo es desesperación en tus ojos, estas muriéndote por que te comenté en que trabajo.

Enarco mi ceja derecha mientras en mis labios se asoma una sonrisa, gesto que mi madre comprende como una señal de triunfo ante su afirmación.

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