Capitulo X: Zeus.

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Yo daría mi vida por ti...no por que seas lo mas importante que tengo, solo por que te debo la vida misma.

Hades

—No puedo AHHHHHHHHH —una voz chillona parecida a la de una pequeña niña retumba las paredes de la mansión.

Zeus sale corriendo, dando empujones a la gente que se le cruce, Artemisa lo sigue para atenderlo.

A su lado estaba Cerbero el perro del Olimpo, este se acerca a Antoinette y le huele la mano.

—Que...— escucho en un susurro a la ojiazul a mi lado, el perro ahora le pedía que lo acariciara.

—A veces me cuestiono si realmente es lo suficientemente maduro para comandar toda una mafia —digo mas para mi que para los demás—, dale unos minutos debe de venir cansado por el viaje.

Miro hacia Antoinette y solo hacia ella, sin prestarle atención a las demás personas que abandonan el lugar. En estos momentos solo importa ella.

—Debo de hablar con el —suelta sin rodeos la chica.

Puedo notar la ansiedad en sus ojos...lo entiendo...ella lo reconoce. Bueno no en realidad, pero se que siente que sí. Y esta en lo correcto.

—Tendrás que esperar.

—¿Mas? me prometiste que apenas llegara el...

—Se lo que te prometí...solo dame unos minutos.

<< ¿Por qué mierda les estoy rogando en vez de imponerle las cosas?>>

—Okey —suelta sin renegar lo cual me sorprende.

—¿Y ya está? ¿no vas a renegar?

—Ya me acostumbré a andar a ciegas en esta etapa de mi vida por no poder preguntar. Ahora las sorpresas están incrustadas en mi diario vivir —contesta enojada— Como si fuese novedad que me escondan las cosas.

Cuando Antoinette hablaba demás y rápido era por que se estaba enojada.

—En fin, me voy a la biblioteca, esperare sin renegar a que el dios del trueno se digne en salir —se retira dando zancadas largas, con Leiel detrás de ella.

La veo desaparecer por las escaleras y no es hasta que me encuentro completamente solo que me muevo. Guio mis pasos al mismo lugar donde Zeus salió corriendo.

—Ábreme —demando cuando toco con los nudillos la puerta de su habitación.

Encuentro a la doctora frente a mi dándome paso.

—¿Qué mierda fue eso Zeus?

—¡Hades mi hombre favorito! ven siéntate tomemos una taza de café —suelta evitando lo que le reclamo.

Esta recostado en la cama, trae la camisa hasta arriba de los hombros para dejar al descubierto el roce de la bala. Ya se estaba curando del atentado causado.

Tenia tantas cosas que platicar con él, desde las últimas tres semanas con Antoinette hasta lo que le paso en Ecuador.

—Hablo en serio.

—¿Qué te hace creer que yo no? —vacila.

—Zeus —le advierto.

—De verdad, ven siéntate, luces cansado ¿mucho trabajo últimamente?

—¡Es tu hija! —digo entre dientes logrando que Zeus se congele.

El silencio reina la habitación y no es hasta que Artemisa deja caer su kit de emergencia que se rompe.

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