Capítulo 4

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—Ahora solo falta esperar para saber si la firma es verdadera —Termino de contarle a John lo ocurrido ayer.

Nos escapamos cinco minutos para dar una vuelta por el jardín antes de comenzar la conferencia. Necesitaba con urgencia tomar un poco de aire fresco.

—Si es verdadera...

—Me puedo ir despidiendo del trono —Completo su frase y me mira con los labios tensos.

—Pero, en ese caso intentarás hacer algo ¿no?—dice y asiento, no puedo negar que John me conoce más que yo misma.

Uno de los motivos por los que quería conversar con él antes de enfrentarme a las pirañas de los periodistas es porque me relaja, me gusta que entienda lo que siento y los motivos que me llevan a hacer algo. Sé que John no me va a juzgar, me escuchará y me dará algún consejo, creo que sabe que necesito más ayuda que regaños.

—Pienso dar guerra, no voy a entregar la corona tan fácilmente.

—Sabes que puedes contar conmigo— Asiento y le sonrío, él hace lo mismo y se le forman unos hoyuelos en las mejillas.

—Lo sé— Miro mi reloj, faltan diez minutos para las cuatro— Será mejor que nos vayamos— digo y caminamos al palacio.

Me preparo mentalmente e imagino las posibles preguntas que me harán y confecciono en mi cabeza todas las respuestas correspondientes, que no incluyan mandar al diablo a nadie ni afirmar nada, tengo que ser neutral si no quiero que se rebelen en mi contra, cualquier desliz puede arruinarme.

Tomo asiento y me encojo ante todos los micrófonos que hay en la mesa. Miro a John que está parado en una esquina, casi invisible, en busca de ayuda y asiente en señal de que todo saldrá bien. Inspiro hasta llenar mis pulmones y lo suelto poco a poco por la boca, me preparo para comenzar.

Le doy primero la palabra a una periodista que dice su nombre y el del noticiero para el que trabaja, a los cuales no les presto mucha atención porque los nervios me carcomen por dentro. Si esto me sale mal, el pueblo va a tener algo más en mi contra y puedo asegurar de que caeré más rápido de lo previsto.

—Su alteza ¿Puede decirnos qué piensa sobre Christian Brown queriendo apropiarse de la corona?— Esa es una fácil.

—El conde Brown es un hombre muy diplomático, debo admitir que muy inteligente también, pero no creo que lo más correcto y moral sea reclamar algo que claramente no le pertenece.

—¿Cree que sea capaz de conseguir lo que quiere? —Pregunta un joven cuando le doy la palabra.

—Honestamente, no sé las armas que tiene guardadas bajo la manga, pero puedo asegurarles de que haré lo necesario para que un desconocido no llegue al poder y arruine todo por lo que generaciones pasadas han luchado por construir— En lo que hablo todos toman notas y unos cuanto flashes me ciegan, trato de buscar a John con la mirada pero no lo consigo.

Un hombre levanta la mano y le permito hablar.

—Usted dice que no dejará que se salga con la suya, por lo menos es lo que promete, pero ¿Cómo podemos estar seguros de que no es una artimaña, una estrategia ideada por los dos para llegar al poder más rápido, ya que todos sabemos que al menos mientras su madre viva no es posible que acceda al trono?— Me quedo perpleja por la pregunta, me están acusando de confabular con el idiota egocéntrico de Christian, como en el periódico. Al segundo caigo en cuenta que ese hombre trabaja para el mismo, luego tengo que buscar su nombre, porque no me caben dudas de que él fue el que escribió el artículo.

—Señor —Sonrío —Puedo jurar que no confabulo con el conde Christian, todo lo contrario, tengo que decir que no es muy de mi agrado, pero no puedo ser grosera con él, no sería muy educado de mi parte, y no creo que un periodista deba inventarse historias absurdas, para mí debe llevar la verdad por delante para darle una buena información a la población, y me gustaría que llevara a cabo su trabajo de la forma más correcta, le pido que no difame el nombre de nuestra familia solo por unas tontas suposiciones que no son ciertas, de hecho se los pido a todos, no es incorrecto que critiquen lo mal hecho, pero no hay ninguna prueba de que yo sea una aliada de Christian Brown, y antes de cuestionar mis decisiones les ruego que se pongan en mi lugar y piensen bien qué ustedes harían antes de estar hablando por ahí. Muchas gracias por su atención— Doy por terminada la entrevista y el hombre trata de protestar pero me marcho antes de darle tiempo a decir una palabra.

Estoy echando humos por las orejas mientras voy a mi habitación. John me alcanza y me detiene.

—¿Cómo estuve?— Le pregunto asustada, tengo mucho miedo de haber metido la pata dando ese pequeño discurso.

—Soberbia— Sonríe y de pronto mi ánimo se levanta. Por un impulso lo abrazo y se queda inmóvil un segundo antes de rodearme con sus fuertes brazos.

—¿Estás seguro? —Pregunto contra su pecho y me coge por los hombros para separarme un poco de él y mirarme a los ojos. Es gracioso que tenga que agachar la cabeza cuando yo mido 1.75.

—Lo pusiste en su lugar, tengo que admitir que te pareciste a tu padre— Se me llenan los ojos de lágrimas y vuelve a abrazarme.

Significa mucho para mí que me dijera eso. Mi mundo está al borde de derrumbarse y creo que John es lo único que no perderé si Christian logra su cometido.

—Gracias— digo y John apoya su cabeza en mi coronilla.

—Te dije que siempre iba a apoyarte, y voy a cumplir mi palabra.

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Espero que la historia les esté gustando hasta ahora. No olviden si lo desean dejar su estrellita, me haría muy feliz. Besosssssss

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