Capítulo 3: Rechazo pasado; aceptación presente

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(Kageyama)

No puedo creer que Tsukishima realmente tuviera razón, ni que mi alma gemela haya estado a mi lado todo el año, y nunca me di cuenta. Daichi-san me hizo sentarme con él en el sofá ni bien nos separamos, aunque mantuvo sus manos unidas a las mías en todo momento.

-No sé que haya pasado entre tú y nuestros otros destinados, pero no voy a rechazarte, ¿de acuerdo? -Me aclaro con una mirada preocupada. -No huyas de mí, no quiero que lo hagas. Por favor... -

Nuestros otros destinados... Oikawa-san e Iwaizumi-san... me pregunto cómo reaccionarían ante Daichi-san... ¿a él también lo rechazarían? ¿o es algo que solo paso conmigo?

-Yo... nuestros destinados ni siquiera intentaron tener una relación conmigo... en el momento en que vieron mi marca, me rechazaron... -Musite, mirando el suelo.

El recuerdo es una de mis peores pesadillas... Oikawa-san chillando, diciendo que no me quería, que no me necesitaba, que yo no debería ser su alma gemela... Iwaizumi-san y su mirada apenada... y las palabras que dijo... "no te necesitamos" son lo peor...

Daichi-san soltó una de mis manos, y me hizo mirarlo.

- ¿Quisieras contarme que fue lo que paso? -Me pregunto suavemente. - ¿Quiénes son los otros dos? ¿Los conozco? –

-Son Oikawa-san e Iwaizumi-san. -Respondí. -Digamos que... lo que sucedió... no fue algo muy lindo... -

-Aún estamos empapados... -Daichi-san suspiro. -Vamos a darnos una ducha, y mientras tomamos algo caliente, puedes contarme esa "no tan linda historia". –

No me negué... quería irme... pero la amabilidad de Daichi-san me detenía, junto a su mirada preocupada, y el hecho de que no quería que me fuera.

Mientras me bañaba, arregle un poco mis pensamientos, lo suficiente como para contarle lo que sucedió en la secundaria... y también algo sobre mi vida y mi familia si preguntaba.

Ambos nos sentamos de nuevo en el sofá con unas tazas de chocolate caliente en las manos. Daichi-san no me presiono para hablar, solo me miro.

-Esto ya lo sabes, conocí a Oikawa-san e Iwaizumi-san en Kitagawa Daiichi. Fueron mis sempais... -Comencé. -Yo... los admiraba muchísimo. A Oikawa-san como jugador, y a Iwaizumi-san como eso y más. Él era muy amable conmigo, como tú... Bueno, ellos... tienen sus marcas en sus brazos, casi a la altura de sus hombros. Yo las vi antes de que ellos supieran sobre mí, pero no dije nada porque parecían demasiado unidos y no quería entrometerme... Un día que me quede hasta tarde practicando... le pregunte a Oikawa-san si me enseñaba a servir... él no me quería, solo me molestaba...ese día estaba enojado creo... en lugar de negar... me golpeó y caí al suelo sentado. Iwaizumi-san intervino en ese momento, pero... -

-Oikawa ya había visto tu marca, ¿verdad? -Daichi-san teorizo y yo asentí.

-Mi remera se había levantado al caer, mostrándola. -Explique. -Él se puso como loco... chillo y comenzó a negar, diciendo que debía ser un error, que yo no podía ser su alma gemela, que no quería que yo lo fuera, que no me necesitaban... Iwaizumi-san intento aplacarlo... Iwaizumi-san parecía apenado y algo sorprendido... Me pidió que esperara afuera del gimnasio y lo hice... -

Me detuve por un segundo, recordando ese momento... siempre había pensado que Iwaizumi-san era perfecto, amable, atento y muy protector... al descubrir que éramos destinados, creí que Oikawa-san podría llegar a rechazarme, pero no él... No tome en cuenta el hecho de que Iwaizumi-san es devotamente leal a Oikawa-san sin importar nada... ni siquiera su otra alma gemela...

-Iwaizumi-san salió unos minutos después... me dijo que lo lamentaba... que los tomo por sorpresa que yo fuera su alma gemela, y... que realmente lo sentía, pero creía que estaban bien solos los dos... que no me necesitaban y que... agradecería que yo me alejara de ellos... -Termine de contar. -Cuando las marcas se volvieron negras, sentí mucho dolor... esa noche todo me dolió, y al día siguiente no pude moverme de mi cama... pero hice lo que me pidieron, me alejé. Como ellos me rechazaron sin siquiera intentar conocerme, creí que tú también lo harías... lo siento, Daichi-san... -

Recordar el rechazo no me gusta, me da ganas de llorar...

Daichi-san me miro con tristeza, antes de dejar su taza y volver a abrazarme.

-Lamento que sufrieras un rechazo tan injusto. -Me dijo. -Pero eso no va a pasar conmigo. Yo no soy como ellos, quiero conocerte, y quiero quererte como mi pareja, mi novio y mi destinado. ¿Está bien? –

Asentí contra su pecho, y suspiré.

- ¿Qué te parece si empezamos a conocernos? Ahora podríamos hablar sobre nuestras familias, y a partir de mañana, pasar más tiempo juntos. -Me sugirió. - ¡Ya sé! ¡Te llevare a una cita! ¿Qué te parece? –

Una cita... con Daichi-san... Eso... la verdad no suena mal...

-Supongo que está bien. -Acepté. -Si quieres saber sobre mi familia... bueno, digamos que es algo complicado. –

-Intentare entenderlo entonces. -Daichi-san me sonrió. -Adelante. Cuéntame. –

-Mis padres se divorciaron cuando yo tenía cuatro años. Mi madre y mi hermana mayor, Miwa, se fueron a Estados Unidos, y mi madre se volvió a casar... ellas no me hablan, pero me envían una gran cantidad de dinero todos los años, ya que son ricas. -Explique. -En cuanto a mi padre... es un empresario exitoso que me dejó con mi abuelo, aquí en Miyagi, después del divorció, y suele viajar por todo el mundo. También me envía mucho dinero todos los años para que pueda tener una vida cómoda, pero solo me llama en Navidad, y no suele decir mucho. Yo... viví con mi abuelo hasta mi segundo año de secundaria, cuando falleció de enfermedad, y desde entonces vivo solo con mi mascota, Fantasma. –

La cara de Daichi-san paso en toda mi historia, de sorpresa a conmoción, y luego de enojo y tristeza.

- ¿Llevas... tres años viviendo solo? -Me cuestiono. - ¿Y ninguno de tus padres se tomo la molestia de venir a cuidarte? –

-Puedo cuidarme solo. -Musite. -Y está bien, uena peor de lo que es. –

-Aún así... -Daichi-san me miro con incredulidad.

- ¿Y que hay de ti? ¿Con quién vives, Daichi-san? -Pregunte.

-Yo vivo con mi padre. Él ahora esta de servicio, es policía. -Me contesto. -Mi madre falleció cuando yo tenía nueve años, así que, siempre hemos sido nosotros dos. En general trabaja de día, pero a veces cubre los turnos de la noche, dejándome solo. –

El padre de Daichi-san es policía... encaja mucho con él en realidad...

-Mencionaste tener una mascota. No creí que te gustarán los animales. -Daichi-san me comento.

-No es que no me gusten, solo... yo no les agrado mucho. Excepto a Fantasma, mi perro. -Aclare. -Es un caniche blanco. –

Realmente no sé por que, pero los animales no suelen querer acercarse a mí, ni siquiera cuando quiero darles comida. Al menos tengo a mi adorado Fantasma. Mi cachorrito si me quiere.

-No imaginaba que tuvieras una mascota, y mucho menos un perro pequeño. -Daichi-san me sonrió. - ¿Por qué se llama Fantasma? –

-Cuando lo veas, lo entenderás. -Respondí.

Por alguna razón, que yo dijera eso, pareció animar a mi destinado.

-Entonces quiero ir pronto a tu casa para conocerlo. -Me dijo...

Oh, claro. Daichi-san nunca ha ido a mi casa...

-Podemos ir mañana, de todas formas, tengo que pasar por mi uniforme y mi mochila para la escuela. -Comente.

Daichi-san asintió. A partir de entonces, empezamos a hablar sobre nuestros gustos en cosas cotidianas como películas, libros y demás. 

Fueron casi las doce de la noche, cuando nos fuimos a dormir, y Daichi-san me pregunto si podíamos dormir juntos en su cama. La única vez que dormí con alguien, fue con Kunimi... y fue porque se durmió sobre mí y no pude desprenderlo ni con la ayuda de Kindaichi. Aun así, accedí... creo que nunca me había sentido tan cómodo, como cuando dormí con mi cabeza contra el pecho de Daichi-san, mientras él me rodeaba con sus brazos...

Mi Leal CaballeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora