[Secuela de "Trust me ;; SUGA - BTS"]
Pasado un año desde la última vez que vió a Yoongi, Hyerim cree tener su vida resuelta... pero realmente no es así.
El vacío en su pecho continúa, los recuerdos del chico de ojos gatunos aún la atormentan y las...
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Los aeropuertos no son mi lugar favorito.
Me gusta la idea de viajar, por supuesto; pero nunca me agradaron los ambientes con demasiadas personas dentro. Estoy acostumbrada a ello no lo negaré, pero eso no quita que me hagan sentir algo incómoda.
Como si no fuera poco, las despedidas son lo que más odio y lamentablemente, es precisamente esa la razón por la que estoy aquí.
Al principio no creí que Jungkook hablara en serio cuando dijo que volvería a irse. Estaba aún en el hospital recuperándose, así que en realidad supuse que aquel comentario era algún tipo de delirio o algo por el estilo.
No pude estar más equivocada, sinceramente. La semana siguiente de su alta, compró un boleto y anunció oficialmente que viajaría a Inglaterra.
Yoongi se rehusó a acompañarme hoy por mucho que le rogué. Dijo que seria mucho más incómodo para todos tenerle aquí para cuando Jeon se fuera, y en parte sé que tiene razón; sin embargo, no puedo evitar pensar en qué fue solo una excusa para no toparse con la señora Jeon –es decir, su madre–.
La relación entre ambos sigue siendo extraña en todo el sentido de la palabra. Aunque tal vez la mejor forma de explicarlo es que no existe una relación como tal entre ellos y Yoon ha dejado claro más de una vez que prefiere dejar las cosas como están. No tengo idea de si en algún momento tal vez cambie de opinión, pero tampoco pienso presionarle demasiado en cuanto a este tema.
Las cosas han mejorado considerablemente en varios ámbitos de mi vida, y puedo ver los cambios aún cuando apenas ha pasado un mes desde todo el caos desencadenado. Por supuesto, uno de esos detalles es que mi tobillo vuelve a estar como nuevo.
—Intenta no extrañarme demasiado, ¿si? —bromea el chico a mi lado, y por un instante no puedo creer que esto realmente esté sucediendo.
Es decir, hasta hace un mes y medio yo era su esposa, teníamos un montón de problemas acechándonos y apenas podíamos vernos el uno al otro. Parece mentir el giro que ha dado el destino.
—No puedo prometer eso, Ggukie —le digo, e intento sonreír de alguna forma pero no estoy segura de lograrlo—. Es cierto que eres un tonto, pero en el fondo también sigues siendo mi mejor amigo, así que no puedo evitar extrañarte.
Hace apenas cinco minutos oímos la voz robótica de una mujer en el altavoz del aeropuerto haciendo la primera llamada para los pasajeros del vuelo al que también debe ir Jungkook, pero sé lo difícil que debe ser esto para él también y supongo que esa es la razón por la que ha retrasado tanto la despedida.
—Yo también te extrañaré, Hye —casi parece que susurra, y antes de poder hacer cualquier otro movimiento, le veo acercarse a mi para envolverme con sus brazos.
Me permito abrazarle también, inhalando ligeramente su aroma a coco y dejando que mi calor corporal se funda con el suyo. Su agarre si acentúa por un momento, pero un segundo después me deja ir del todo; no sin antes plantar un pequeño beso sobre mi cabeza que me provoca un pequeño vuelco en el corazón.
