Me recuerda a ese molesto chico del equipaje.
–¿Qué tanto me mira? –frunzo el entrecejo.
–No deberías hablarle así a tus mayores, niña–me riñe.
–Normalmente no lo hago –me cruzo de brazos –Pero usted tampoco ha sido muy amable.
-Pff –rueda los ojos y empieza a marcar el número –No contesta.
–¿Sabía que con ese aparato puede llamar cuantas veces quiera? –finjo sorpresa –Increíble ¿no?
-Eres muy grosera –vuelve a marcar.
-Culpable –asiento.
–No responde –bufa, fastidiado –Miren, voy a seguir insistiendo –me mira –Lo prometo, no me mires así.
-Lo siento, es solo que no creí que usted fuera del tipo de hacer pinky promises.
-¿Pi qué cosa? –hace una mueca y agita la cabeza –Yo hago promesas de hombre grande –me señala.
-Apuesto a que las hace, claro que si –asiento y levanto las manos.
-Ag, da igual –rueda los ojos –¿Qué les parece si vienen mañana a las siete para ver qué he conseguido? –me mira –De nada sirve que se queden aquí –mira al tío de Kendall –Si consigo contactarme con él hoy, le llamaré de inmediato.
-Por mi está bien –él nos mira –¿Si?
-¿Kendall? –lo miro.
-Si, supongo que tiene razón –se encoge de hombros.
-Entonces los veo mañana –me mira –Espero que te quedes dormida.
-Pff, tampoco me entusiasma la idea de verlo mañana, viejo.
-Solo bromeaba, niña –se ríe.
-Yo no –mantengo el rostro neutral.
-Tienes carácter, lo respeto pero me molesta –se cruza de brazos.
-Que bueno que me ha avisado, a ver si cambio mi comportamiento –enarco una ceja.
-Te pareces a mi esposa.
-Ew.
-En carácter –me mira mal –Mi esposa es más guapa.
-Auch –pongo una mano sobre mi pecho.
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Pequeños Secretos.{En edición}
Ficção Adolescente"-¿Qué se siente estar enamorado, Abby Blake?- susurra Kendall del otro lado de la línea Sonrío tímidamente mientras miro un punto fijo en la pared y tomo aire. -Cuando estás enamorado, sientes que jamás estarás solo de nuevo -suelto al fin...