L.A California
–Ya me voy –medio balbuceo caminando hacia la puerta.
–¡Adiós, Abbs, que tengas un lindo día! –chilla mamá desde la cocina.
Camino sumida en mis pensamientos y con la manos en los bolsillos de mi chaqueta, últimamente hace frío y no planeo enfermarme para nada. Vuelvo a mi cuando veo la escuela a lo lejos, suelto un suspiro con molestia y agito la cabeza.
Es un maldito pozo lleno de idiotas.
Bufo y apuro el paso a la entrada, al hacerlo, algunos giran a verme y otros deciden ignorarme, y la verdad es que me agradan más cuando me ignoran. Tomo camino a mi casillero y saco mis libros con rapidez.
Quiero que este jodido día termine tan rápido como se pueda.
Cuando voy camino al salón de clases, escucho como todos los presentes en el pasillo, empiezan a reír como si hubiesen escuchado el chiste más bueno de sus vidas, aunque la verdad no me importa, de seguro se ríen de algo sumamente patético...como sus vidas, por ejemplo. No puedo evitar sentir molestia al escuchar como las risas van incrementando, frunzo los labios y empiezo a caminar de nuevo hacia mi clase. En este sitio he aprendido que ignorar a los idiotas es la mejor forma de mantener un estatus QUO no violado, sin contar que tengo una imagen que mantener.
Muerdo mi labio, nerviosa, cuando veo como todos empiezan a rodear algo, o mejor dicho, a alguien; me quedo de pie en el mismo sitio negándome a ir a ver qué es lo que sucede. Miro frente a mi y el desolado pasillo se extiende, invitándome a seguir caminando hacia mi aula, pero no puedo.
–Maldición –siseo y me acerco lo suficiente para ver qué es lo que les ha llamado la atención.
Hay un chico en el suelo y está siendo golpeado por los unos idiotas engreídos que se creen la gran cosa.
Deja vú.
Muerdo mi labio con fuerza y niego con la cabeza.
No debo involucrarme en esto, sé que es una mala, muy mala idea.
Giro de inmediato y le doy la espalda al grupo decidida a irme tan rápido como llegué y olvidar lo que está sucediendo allí.
Eso es, me encanta como funciona mi cabeza en asuntos como estos. Alejarme de los problemas mientras me encuentre en este sitio, es mi jodido lema.
Mi sonrisa de satisfacción va desapareciendo lentamente a medida de que voy dejando de caminar y giro de nuevo hacia el grupo.
¿Qué diablos estoy haciendo?
Empiezo a acercarme y me abro paso entre la gente sin cuidado, empujo a todo el mundo y siento como empiezan a susurrar.
Genial, ahora todos me miran.
–Buena jugada, Blake –susurro para mi y lanzo miradas de fastidio a todos.
Debería alejarme ahora que no es tarde, no tan tarde al menos.
Le echó una mirada al chico que está siendo golpeado y tenso la mandíbula mientras niego con la cabeza.
Malditos recuerdos.
Doy un paso al frente, y luego uno más y otro más hasta que estoy tan cerca de los idiotas, que si estiro mi mano, puedo tocarlos.
–Hey, ustedes, idiotas. Ya déjenlo en paz –gruño.
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Pequeños Secretos.{En edición}
Novela Juvenil"-¿Qué se siente estar enamorado, Abby Blake?- susurra Kendall del otro lado de la línea Sonrío tímidamente mientras miro un punto fijo en la pared y tomo aire. -Cuando estás enamorado, sientes que jamás estarás solo de nuevo -suelto al fin...