Capítulo #4 -¡Que no es una cita!

484 37 5
                                    


-Esto es personal ahora, idiota –susurro cuando pasa por mi lado.


Al parecer me ha escuchado y se detiene mirándome, sigo mi camino con Kendall y él gira a verme.


-¿Qué le has dicho?

-¿Hmm?

-A Roland, ¿Qué le has dicho?–insiste.

-Nada.

-Te escuche susurrando algo.

-No importa, déjalo.


Kendall suspira y se queda en silencio.

Cuando llegamos a la clase, suspiro con pesadez, tendré dos largas horas de clase de arte y digo, no es que tenga algo contra la materia, solo no me llama la atención lo suficiente como para disfrutarla. 

A pocos minutos de creer que voy a morir de aburrimiento, el timbre suena, indicando que la tediosa clase ha terminado. Es hora de ir a la cafetería y comer algo, porque, realmente muero de hambre el día de hoy. Caminamos codo a codo por los vacíos pasillos hasta que el olor a comida nos dice que estamos en el lugar correcto. 


-Al fin–sobo mi ruidoso abdomen.

-¿Quieres que lo compre por ti? –Kendall me mira.

-Vamos juntos –me encojo de hombros y señalo la fila.

-Bien –sonríe y camina conmigo hacia la misma.


Cuando compramos nuestros almuerzos, camino con Kendall hacia la mesa, pero esta vez lo dejo ir al frente. Me pongo alerta cuando veo a Roland caminar hacia nosotros, pero, por extraño que parezca, solo le lanza una mirada a Kendall y sigue caminando sin siquiera tocarlo. 


-Vale –suelto un suspiro y tomo asiento frente a Kendall.


Aún no me fío de él o sus amigos idiotas.

Fijo mi vista en Kendall y noto como solo mira su comida con una mueca, al parecer no tiene hambre. Parece incluso que quisiera vomitar.


-Que asco –susurro para mi y fijo mi vista en otro lado.


Y ese "otro lado" termina siendo en los ojos de Roland.

¿Desde cuándo se supone que está mirandome?


Enarco una ceja y una sonrisa ladina se instala en mis labios al notar que me mira desde su mesa con odio marcando cada facción de su rostro. Idiota, cree que podrá intimidarme. 

Quizá eso le haya funcionado antes, pero ya no soy la misma chica de ese entonces. Le devuelvo la mirada con el rostro neutral y muerdo mi manzana sin siquiera parpadear, escucho a Kendall suspirar, pero ahora estoy en una guerra que no pienso perd...


-¡Ya deja de mirarlo! –exclama, molesto.

-¿Qué?–parpadeo rápidamente y no puedo evitar la sorpresa en mi voz.   

-¿Te gusta? –se muerde el labio.

-¿De quién estamos hablando exactamente? –frunzo el ceño.

Pequeños Secretos.{En edición}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora