EL REGRESO. [Draco Malfoy]

38: Desayuno.

*puede tener contenido sensible a los ojos del lector*

Al otro día me desperté a la hora que Malfoy me dijo que estuviera.

Ansiaba verlo, necesitaba escuchar su voz.

Me duché y me cambié con un conjunto de campera y falda, junto a un pequeño bolso.

Tocaron la puerta y salí despacio, intentando no despertar a las chicas, aunque mis tacones aguja no estaban ayudando.

Salí de la habitación y me encontré con el, tan hermoso como siempre.

—Ems

—Draco

—Que linda estas...

—Tu igual, a donde vamos a ir?

—Ya verás, solo espera.

Me llevó a Hogsmade, a una tienda donde no había estado nunca.

Tomamos asiento y nos atendió una dama.

—Buen día, dama y caballero. Que desean pedir?

—Yo solo querré un café.

—Que sean dos.

—Perfecto, en seguida regreso.

—Y bien, ¿que paso anoche cuando me fuí anoche?

—Nada interesante, tomamos bastante.

—¿Hablaron de algo interesante sobre la fiesta de Gryffindor?

—No, creo que no. Solo dijeron que Mads había estado con Cedric en lugares no muy... comunes.

—Los env-me callé.

—Los qué?

—Nada.

Draco carcajeó

—Si quieres puedo hacer tus fetiches realidad, hermosa.

—Bien, aquí estan sus dos cafés, disfrutenlos.

—Gracias. —hablamos a la vez.

—¿En que estábamos?—Pregunte dandole un sorbo a mi café.

—En que te puedo hacer cumplir tus fetich-

—MALFOY!

—¿Que? ¿Niegas que te gustaría?

—No digo que no.

—Entonces aceptas?

—Deja de usar psicólogía inversa, tarado.

El se rió y cambiamos de tema.

—...Entonces, Rose no esta comiendo?

—Exactamente, no se por qué la verdad, tengo miedo de que pase a mayores.