4. Un secreto que poco perduró

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-La cerradura de Jean-Honoré Fragonard -murmuró Julia observando el espacio vacío en el mural.

-Hecha entre 1774 y 1778 -comentó Player a través de los aretes que usaba como medio de comunicación, Carmen.

La policía se encontraban investigando el lugar, era noticia nacional, una obra del museo se había desaparecido durante la noche. Cuando la noticia llegó a oidos de Carmen, no pudo evitar sentirse realmente frustrada. En cuanto habia llegado, tomó una llamada de Player que le decía que había llegado tarde, pero no lo suficientemente puesto que por las fotos de seguridad que habían tomado por los alrededores del museo y las calles de Paris, el ladrón todavía dejaba pistas intencionales, de alguna manera dejandose evidenciar para que finalmente ella le encontrara. Carmen sabía cuando la estaban retando, y que eso estuviera sucediendo justo ahora era terriblemente nefasto.

-Así es, Player, esta pintura, es un verdadero símbolo del espíritu libertino del siglo xviii, refleja la mentalidad adoptada por pintores de la época, entre ellos el de François Boucher , uno de los maestros de Fragonard y gran representante de la pintura rococó -comentó-. ¿No es así, Jules?

Se encontraban mirando el lugar que brillaba por la ausencia de la obra, Carmen iba vestida como una agente, su característico carmín no resaltaba en el sitio a excepción de su cabello, que se hallaba suelto, unos rulos hermosos carmesí que brillaban con rubíes cuando la luz de sol les invadía. Miro a Julia con una sonrisa ladeada y la muchacha con lentes asintió devolviendo la sonrisa.

-En efecto, el movimiento afecto a los diseños de arquitectura, detalles decorativos, escultura y la pintura en el siglo xviii -explico Julia con gozo, le encantaba hablar de arte cuando estaba con Carmen, era algo que las unía, el conocimiento era un banquete del que ella disfrutaban aprovechar-. Sus pinturas resaltan por su gama de colores pastel, y su símbolos de romance con querubines y el trazo de curvas que evocan a menudo escenas pastorales y paseos de parejas aristocráticas.

Carmen examinó el sitio, con cautela, miró las paredes desde la distancia, y las ventanas de los pasillos, con su mente trazo una ruta, imaginando el despliegue que pudo tener el ladrón de anoche. Habían muchos detalles, pero habían cosas que simplemente no comprendía. Entre todas las obras magníficas que guardaba el museo, ignorando las más toscas y grandes, ¿por qué llevarse exactamente esa pintura y dejar todo lo demás intacto? La pintura tenía un elevado valor, pero en el mundo criminal había apertura para muchas más.

-Es evidente que hubo una razón personal como para que decidiera elegir esta en el azar del resto de obras -dijo Carmen-. Quizá sea alguna pista, pero por su manera de operar no debe tener mucha gente ayudandola.

Julia no decía nada, miraba como el traje negro se adaptaba a la bonita silueta de Carmen, generalmente no le gustaba mucho llevar saco y falda con medias, pero eso era porque en ella se veía por no decir menos, un poco mal, o al menos eso creía ella cuando el resto decía lo contrario. Bastian solía decirle que se veía inigualablemente hermosa.

Que se veía intelectual y fuerte, empoderada pero al mismo tiempo con la gracia de una mujer. Solía besarle mucho el cuello porque decía que su esencia a lavanda era deliciosa y que le quedaba como anillo al dedo, él le juraba que amaba sus ojos negros de alquitrán profundo, como tinta china con un pequeño brillo simultáneo que eran como una ventana estancada en el largo pasillo del edén. Quizá no lo amaba como él la amó a ella, pero lo estimaba mucho, era su mejor amigo. Pensaba terminar con su relación en una cita en su restaurante preferido sin embargo, él jamás llego. Ni tampoco llegaría. Un trágico accidente había apagado la vela de la vida de Bastian de manera cruel y despiadada.

Julia le ha llorado desde entonces, puesto que es un hecho reciente, aunque los últimos días ha estado de mejor humor, se debía a su bebé. Soltó un suspiro, recordando ese detalle, era tan extraño, pero era un hecho, por inercia llevó una mano a su vientre, sus ojos se volvieron vidriosos, mientras miraba el suelo bajo sus pies, el sonido hizo una pausa y sólo escuchaba ecos en cámara lenta.

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