—No podré cuidarte más tiempo, María —acarició la mejilla de la pequeña.Aunque Berenice no fuera la persona más honorable del mundo, ella no podía dejar a María sin decirle nada, era cruel desaparecer sin darle una explicación, además de que podría resultar perjudicial. La pequeña la miro con sus cejitas fruncidas, sus ojos de un gris con reflejo malva la observaron con incredulidad, hacia un año que vivía con Berenice sin que Madame Diamons se encargará a encerrarla en una habitación hablándole sobre el concepto de la ética, como solía llamarle, vivían con el señor Fujimoto, quien le compraba kimonos, faldas, playeras, sueteres tejidos y trenzas con la técnica del Kumihimo, pulseras hasta collares. Justo ahora sus cabellos castaños eran dos chongos con un listón en cada uno de un bello escarlata con zafiro.
—¿Por qué?
Berenice miró a Victoria. La mujer ya le había dado el dinero, no habían papeles ni nada que amarrara a María al gobierno colombiano, era vulnerable puesto que V.I.L.E se había hecho cargo de todo el asunto sucio, tal vez ahora A.C.M.E tuviera el poder en esos papeles, pero hasta donde ambas sabían, seguía siendo algo confidencial, archivo viejo guardado acumulando polvo. Algo que Carmen Sandiego ayudaría a renacer de las cenizas, Victoria sonrió para sus adentros, dudaba que se atreviera, porque en ese caso tendría que asumir sus responsabilidades, tendría que exponer su secreto frente a todos los que estimaba, ¿cuál sería el juicio de ShadowSan? Se sintió segura de que sería absolutamente de mal gusto.
—Porque debes estar con tu verdadera madre, cariño —dijo Berenice, finalmente—. Ella lo es.
María miró a Victoria sin comprender, no se parecían en absolutamente nada, además, no le agradaba, no le daba buena espina.
—¿Tú?
Victoria asintió, con los ojos dorados dulces como la miel, su semblante tierno y sincero, por un momento María le dio la virtud de la duda.
—Así es, mi amor —dijo Victoria—. Yo soy tu verdadera madre, he venido por ti, para volver a ser una familia.
Berenice cargó a María y la acercó al cuerpo de Victoria, cerca, la bebé pudo sentir el calor del pecho de la mujer de ojos amarillos, cerró los ojos, y la abrazó del cuello. Aún sin comprender mucho, pero demasiado cansada, Berenice la habia despertado muy temprano en la mañana, no le dio su leche calientita con un poco de chocolate en la mañana, y ahora después de haber comido sus nuggets y tomado su jugo de manzana sentía que toda su energía se rendía.
—¿Adios?
Preguntó María a Berenice quien le acariciaba sus cabellos almendra.
—Es un adios, polillita, debes estar con tu mami, por favor pórtate bien, y tal vez nos veamos algún día —le dio un beso en la frente y se fue.
De alguna manera el pequeño concepto del mundo que María habia creado se quebró, se sintió mal, su corazón se hizo pequeño del dolor, no supo como soportar las lágrimas y estas se derramaron por sus mejillas mientras era consolada por Victoria.
Entonces el sueño le ganó y cayó dormida.
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—Así que va a renunciar, agente Argent.
La jefa la miraba con el semblante serio y con bella vu que la hacia sentirse algo esperanzada con el regreso de una de sus mejores agentes. Julia asintió.
—No sé por qué tengo el presentimiento de que la señorita Sandiego tiene que ver en esto, después de todo la última vez no fue diferente.
Julia bajo la mirada.
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Vous retrouver. Carulia
FanfictionLa vida para Julia Argent está llena de complicaciones, tanto personales como laborales. En un intento poco sensato de olvidar a Carmen San Diego, comete uno de los descuidos más grandes, maravillosos y retadores de su vida. Entonces cuando las cosa...