Epílogo

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Elsa y Jack, para siempre

Siete años después.

Los cientos de flores que adornaban las sillas que estaban dispuestas a los invitados de la celebración en ese hermoso bosque de Noruega, le daban al lugar un toque mucho más romántico y de ensueño, como un cuento de hadas.

La mayoría de los invitados eran familiares y amigos de los novios y los demás eran los habitantes de la tribu del bosque.

Frente al altar se encontraba el líder de los Northuldra, un hombre de unos 60 años de edad y a su lado el novio de cabellos blancos quién vestía un elegante traje con una camisa blanca, saco celeste y un pantalón azul marino que hacía juego con la corbata del mismo color.

El muchacho sonrió al ver como su futura esposa caminaba hacia él del brazo de su padre, su resplandeciente sonrisa podría iluminar cualquier oscuridad y sus preciosos ojos mostraban una completa alegría.

La joven portaba un hermoso vestido de novia color blanco con zafiros en forma de rombos en el corsé y al final de la falda, su cabello estaba sujeto en un moño alto y era acompañado por una tiara de diamantes azules -un regalo de Hada y Jason- el velo caía como cascada sobre su espalda y la cola era sujeta por los pequeños pajes que trataban de alzarla lo más alto que podían.

Cuando finalmente llegó hasta él, James Snow le entregó la mano de su unigénita y él la recibió gustoso.

—Jack —Comentó su suegro— Te entrego a mi más valioso tesoro para que la cuides y veles por su felicidad.

—No lo defraudaré, señor —Dijo el peliblanco sin dejar de mirar los ojos de su novia.

James besó la mejilla de su hija y le dió un apretón al hombro de Jack para después alejarse y tomar asiento junto a su esposa quién luchaba por contener las lágrimas de felicidad al ver a su pequeña a punto de casarse.

El líder Northuldra inició la ceremonia de casamiento mientras la pareja se miraba con adoración y amor que se notaba a kilómetros de distancia, la muchacha le sonreía y era correspondida por el joven que sujetaba sus manos entre las suyas, al llegar la hora de sus votos, Kristoff y una Anna embarazada se acercaron a ellos para entregar las alianzas de boda.

La futura mamá abrazó a su mejor amiga y se retiró junto a su marido aún con lágrimas en los ojos.

—Yo, Jackson Frost —Comentó el hombre al momento en que tomaba la mano izquierda de su novia— Te tomo a ti, Elsa Snow; como mi legítima esposa, para que los dos seamos uno sólo desde este día en adelante, para bien o para mal, en la riqueza o en la pobreza, en la prosperidad o en la adversidad, para cuidarte, amarte y respetarte hasta que la muerte nos separe —Colocó el anillo en su dedo anular.

—Yo, Elsa Snow —Ahora fue turno de Elsa para tomar la mano de Jack— Te tomo a ti, Jackson Frost; como mi legítimo esposo, para que los dos seamos uno sólo desde este día en adelante, para bien o para mal, en la riqueza o en la pobreza, en la prosperidad o en la adversidad, para cuidarte, amarte y respetarte hasta que la muerte nos separe —Jack sonrió cuando su amada le colocó el alianza de oro.

—Prometo amarte todos los días de mi vida —Prosiguió el peliblanco— Prometo serte fiel, sincero y honesto...

—Que la sinceridad, el respeto, la pasión y el amor sean siempre los valores que sustenten lo nuestro... —Completó Elsa.

—Porque no necesitamos grandes cosas, porque yo sólo necesito que tú estés a mi lado para ser feliz...

—Prometo que, en esta vida que nos espera juntos, estaré siempre a tu lado, siempre... E incluso después de la muerte, en otra vida.

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