Capítulo 14

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Los guardianes

Polo Norte, Invierno de 1712

El grupo de seres míticos se miró entre sí para después volver a mirar el enorme diamante que emergía del suelo mostrando una imagen en su interior. Todos los presentes miraban la escena con atención y en silencio hasta que este fue roto por un chillido de sorpresa por parte de una mujer con aspecto de colibrí, todos fijaron su atención en ella.

—¿Qué sucede Hada? —Preguntó un enorme conejo de pelaje gris y ojos verde esmeralda.

—M-miren —Dijo señalando nuevamente el diamante, la imagen cada vez se hacía más clara y más fácil de observar.

El diamante mostraba un paisaje en un bosque y un lago congelado, aunque eso era lo de menos, lo realmente impactante era ver como el hielo se agrietaba y del agua emergía un joven de cabello blanco y piel muy pálida. Flotó durante unos segundos para después volver a ser depositado en tierra firme, apenas sus pies tocaron el suelo; el hielo volvió a formarse y a cellar la abertura por donde había salido.

—¿Un nuevo guardián? —Indagó el más anciano de todos, un hombre de cabello y barba canosa miraba asombrado el diamante— Si Hombre de la Luna nos está mostrando esto es porque seguramente tiene algo en mente para ese muchacho.

—¿Tu crees? —Preguntó nuevamente el Conejo.

Claro que lo creo, Hombre de la Luna jamás se equivoca.

—¿Creen que él sea nuestro aliado? —Los ojos violetas de la mujer se posaron en sus compañeros— Por lo que podemos apreciar, ese muchacho parece no recordar quien es sólo mírenlo —Devolvió su vista al diamante que ahora proyectaba al mismo joven tomando un cayado con desconfianza y mirándolo curiosamente— Cuando cada uno de nosotros se convirtió en guardián podíamos recordar perfectamente nuestras vidas anteriores y a diferencia de él, nosotros no fuimos resucitados. —Dijo mirando al suelo.

—Lo sé Hada, pero si realmente será un guardián debe de haber una razón por la que fue resucitado —Dijo el anciano.

—¿A qué te refieres con eso? —Las orejas del conejo se movieron inquietas.

—A que es especial —Dijo acariciando su larga barba en modo pensativo.

El hombrecillo a su lado sólo observaba a sus compañeros en silencio, tampoco es que pudiera decir alguna palabra, pero se notaba pensativo. Volvió a mirar al joven en el diamante quien ahora jugaba divertido con el cayado, escarchando arboles y el lago y que acababa de descubrir su nuevo poder de volar. Recordaba a ese chiquillo, había muerto tratando de proteger a su pequeña hermana de morir congelada, quizá por eso Hombre de la Luna lo había elegido como guardián y eso era lo que lo hacia especial como había dicho su amigo Norte. Sus pensamientos se vieron interrumpidos por un rayo de luz de luna que hizo que todos miraran atentos como sobre aquel enorme diamante se dibujaba una silueta de un joven, el mismo joven que habían estado observando.

—No hay duda, ese muchacho es uno de nosotros —Dijo Norte.

—Un guardián.

El hombre de arena sonrió al igual que sus amigos, todos sabían que ese era el inicio de una nueva amistad, llena de aventuras y momentos felices como también de tragedias y profundos días de tristeza que les esperaban por vivir a futuro.

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Polo Norte, actualidad.

Meme sonrió nostálgicamente ante ese recuerdo, esa escena de Jack sorprendido y admirado al mirar la verdadera forma de Hada y Conejo era tan parecida a la misma escena que había presenciado hacía 300 años, el mismo Jack lleno de asombro y miedo, los mismos guardianes tratando de explicar lo que sucedía y cuál era su objetivo, todo era exactamente igual, incluso el escenario era el mismo; la única diferencia era que este Jack no era el mismo de hacía 300 años, este Jack era totalmente humano, quizá eran la misma persona en apariencia pero muy diferentes en algunos aspectos.

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